Veníamos avisados de la fase de grupos, en la que esta misma temporada vimos dos precedentes que nos alertaban de que a fútbol control, salía ganando el PSG, como en la jornada 1, pero en el toma y daca sonreiría más el Borussia Dortmund, como en la sexta fecha. El choque no comenzó demasiado abierto, pero se rompió una vez que Niclas Füllkrug puso en ventaja a los black & yellow a la media hora de juego. Los franceses salieron con otra cara tras el paso por vestuarios, pero, a diferencia de lo visto en la ida de cuartos ante el Barcelona, esta vez se toparon con los postes en sendos disparos de Mbappé y Achraf en la misma acción. El arreón visitante no duró demasiado y, aunque dispuso de alguna ocasión más para empatarlo, también pudo ampliar el ‘BVB’ una ventaja (1-0) que deja la eliminatoria muy abierta para la vuelta dentro de una semana.
🐝 El Borussia Dortmund fue más certero
El choque arrancó con bastantes imprecisiones, tuvo muchos duelos y segundas jugadas, y así el Dortmund igualó la aparente diferencia de calidad. Luis Enrique repitió la fórmula táctica asimétrica que tan bien le funcionó en la vuelta de octavos contra la Real Sociedad y en posteriores encuentros. Con Hakimi como lateral derecho muy largo, extremo por momentos; mientras Nuno Mendes, su homónimo en la izquierda sobre el papel, se quedaba como tercer central.
Dembélé, la pieza a la sombra de Mbappé que catapulta al PSG
Una apuesta coherente para emparejar mejor en su presión alta con marcajes individuales por dentro, en los que Dembélé vigiló de cerca a Emre Can, el mediocentro del 1-4-1-4-1 de Terzić. También para que el ex del Barça amenazase desde la frontal con su posicionamiento entre líneas junto a Fabián, a los costados de Can en el bloque medio borusser, consiguiendo un par de disparos de media distancia de ‘El Mosquito’ que se convirtieron en la principal vía de peligro del PSG. Y, además, para que el sector derecho del equipo galo amenazase la espalda de Ian Maatsen, perfil más asociativo y desequilibrante que sólido en defensa, con la rotación posicional entre Ousmane, Achraf y Zaïre-Emery.
Sin embargo, el PSG se encontró la mejor versión, o al menos la más solidaria en los esfuerzos, de Karim Adeyemi. El canterano del Salzburgo se vació en los retrocesos hasta tapar a Hakimi y sacó su tercer pulmón para hacer daño con su cambio de ritmo en campo contrario. Mbappé volvió a pasar bastante desapercibido en el primer acto; apareció a cuentagotas con sus apoyos como ‘9’, con Barcola en la izquierda. Tuvo mucho que ver la solidez y determinación con la que Hummels, en su segunda juventud, Ryerson y Schlotterbeck, afrontaron los balones divididos y anticiparon con firmeza.
El Borussia Dortmund estuvo más compacto que de costumbre. Y para completar un partido más que correcto, bajando al barro, contó con la inestimable presencia de Füllkrug para hacer daño sin necesidad de llevar la iniciativa ni de arriesgar en exceso en salida de balón. Suyo fue el único tanto del partido tras un envío largo de muchos quilates del propio Schlotterbeck, además de prestar varios apoyos de espaldas para activar la llegada desde segunda línea. Brandt y Sabitzer se beneficiaron de ello y el austriaco estuvo cerca de convertir una gran descarga del ‘9’ en el 2-0. Lo evitó Donnarumma, por mucho que transmita poca seguridad bajo palos.
🥊 Intercambio de golpes en la segunda mitad
Tras el descanso, el PSG salió con el cuchillo entre los dientes. Asumió que ante el enjambre que había preparado Terzić por dentro, sería más sencillo llevar el balón fuera. Al flanco izquierdo cayó Mbappé por momentos, los más productivos de cara a puerta, con el mencionado disparo a la madera y otro remate que sacó Gregor Kobel. Y al derecho, un Dembélé que atrajo miradas para que Marquinhos, como central expeditivo, dejase el centro lateral más brillante del encuentro. Perdonó Fabián Ruiz el cabezazo y, tras esa acción, pasó el peor tramo para un Borussia Dortmund más hundido en campo propio que en los primeros 45 minutos. Vitinha, sin sobresalir tanto como en la eliminatoria frente al Barcelona, mejoró la circulación del PSG con sus primeros pases y cambios de orientación.
Karim Adeyemi contuvo las subidas de Achraf Hakimi y se multiplicó para amenazar también en campo contrario.
Otro que fue de menos a más, y eso que dispuso del primer remate a portería del partido, fue Jadon Sancho. El inglés, con persistencia y trabajo como no se le veía desde tiempos pretéritos, alargó su buen momento de forma, encaró y desequilibró a Nuno Mendes en reiteradas ocasiones desde la derecha. También fue uno de los que aportó pausa y criterio con balón para domesticar al rival mediado el segundo periodo, pero las fuerzas comenzaron a flaquear y el ida y vuelta hizo que el espectador neutral se divirtiese. El partido pudo caer de cualquier lado; Füllkrug remató hasta en tres ocasiones en busca del doblete, Brandt y Sabitzer aparecieron en área rival en varias ocasiones y Reus se sumó a la fiesta como revulsivo en lugar de un desfondado Adeyemi. Pudo correr más el Borussia Dortmund de lo que le hubiera gustado a Luis Enrique.
En el PSG solo ingresó Randal Kolo Muani, más allá del cambio obligado al filo del descanso por la lesión de Lucas Hernández, con la consiguiente entrada de un Lucas Beraldo que no lo pasó bien. Parecía que la entrada de Muani, muy errático, serviría para hacer que Kylian interviniera más en juego partiendo desde la izquierda, pero el plan no cambió mucho. De hecho, Dembélé también regresó a la mediapunta y con ellos por dentro se generaron las últimas ocasiones del PSG. Mejor en lo cualitativo que cuantitativo por parte de Mbappé. Por la suya, Ousmane lució su pólvora mucho más mojada que ante los azulgranas y le perdonó vida a otro de sus ex. Unos victoriosos, pero conscientes de que aún tendrán que sufrir mucho en el Parc des Princes para estar en su tercera final de Champions.
