La vida puede dar muchas vueltas. Un día estás en una época oscura, y mañana saboreas las mieles de la gloria. Edin Terzić y el Borussia Dortmund son un claro ejemplo. Del 27 de mayo de 2023 al 1 de junio de 2024 hay poco más de un año de distancia, pero un abismo emocional gigante. El conjunto perdió en la primera fecha la opción de ganar la Bundesliga 11 años después, pero lo que tenía que haber sido un día de gloria se convirtió en una pesadilla. Entregaron la liga al Bayern Múnich tras empatar en un Westfalenstadion abarrotado frente al Mainz. Todo fueron lágrimas. Aunque las de Terzić cobran un significado mayor.
El técnico de Menden, aficionado del Dortmund desde la infancia, todavía tiene la espina clavada. Pero la historia no sigue un guion lineal. Y menos en el fútbol. En una temporada bastante discreta en el torneo alemán, donde el equipo ha quedado quinto, el preparador de 41 años todavía puede convertirse en leyenda del club y enmendar errores pasados con la final de la Champions League de este sábado frente al Real Madrid. Está ante su particular redención.
🟨⬛ Terzić y una infancia cubierta de amarillo y negro
Edin Terzić nació en 1982 en Menden, una localidad que está a 30 minutos de Dortmund. Su padre bosnio y su madre croata se establecieron en la región después de llegar como trabajadores invitados al corazón industrial de Alemania. Él y su hermano, Alen, fueron educados en la escuela secundaria Holy Spirit de la ciudad. El primer club de fútbol de Edin, el BSV Menden, está a poco más de tres kilómetros del centro de la ciudad. En una zona boscosa. Sus padres ofrecieron su casa para acoger a familiares que habían huido de la guerra civil en Yugoslavia.
Como jugador, Terzić se desenvolvió como delantero y destacó por ser disciplinado, observador, inteligente y decidido, cualidades que también le acompañan en su personalidad. Sin embargo, no pasó de la cuarta división del fútbol alemán. Lo más destacado de su época como futbolista fue ganar la Copa Westfalen con el Westfalia Herne en 2006. Terzić marcó dos goles en la final contra el Delbrucker, equipo entonces entrenado por Roger Schmidt, que ahora dirige al Benfica. Colgó las botas en 2013, cuando ya compaginaba sus partidos con la figura de segundo entrenador en las categorías inferiores del Dortmund. En ese momento su vida cambió al conocer a Hannes Wolf, Slaven Bilic y Nikola Jurcevic. Con Wolf, ahora en las inferiores de la selección alemana, jugó en el equipo de la Universidad del Ruhr en Bochum cuando estudiaba.
Coincidió en una época ganadora del primer equipo, con Jürgen Klopp a la cabeza. Ese BVB temible levantó títulos consecutivos de la Bundesliga, la Pokal y llegó a la final de la Liga de Campeones en 2013, también en Wembley. Sus métodos de análisis convencieron a Bilic, que se lo llevó con él al Besiktas y al West Ham como segundo entrenador. Pero cuando volvió al Westfalenstadion, allá por 2018, las cosas habían decaído. Klopp y Thomas Tuchel ya no estaban. Peter Bosz fue despedido y Terzić volvió para ser el segundo de Lucien Favre. En 2020, el alemán fue elegido para ser el técnico interino del club y ya demostró sus dotes. Consiguió ganar una Copa de Alemania ante el Leipzig. Pero tuvo que esperar algo más. Tras Marco Rose, la dirección deportiva del club le dio en 2022 pleno poder. Alguien de la casa, con sentimiento ‘borussen’ y con un libro de ideas interesantes.
🏟️ De la grada, a dirigir una final de la Champions en el club de su vida
El vínculo entre el Dortmund y Terzić se empezó a tejer muy pronto. Acudía al estadio a ver al equipo de pequeño, y siempre se ha declarado fan del conjunto alemán. De más mayor, su pasión por los amarillos no ha cambiado. Su imagen en la grada, bufanda al cuello, durante la celebración de la Bundesliga de 2012 se hizo viral cuando salió a la luz. Es un reflejo de lo que siente por el Dortmund. No es la primera vez que estaba en el estadio viendo al equipo. En 12 años su progresión como analista y táctico del fútbol le han llevado al banquillo del primer equipo del BVB. Terzić ha perdido a figuras importantes en la plantilla como Haaland o Bellingham, pero ha sabido reconstruir al equipo. «Se merece todos los elogios por cómo ha manejado al grupo. Nos dio la convicción de que somos un buen equipo», aseguró Marco Reus, leyenda del club que se retirará después de la final de la Champions League.
Tras perder la Bundesliga el curso pasado en el último partido, la herida ha sido profunda. Aunque su incansable trabajo se refleja en la forma en que el Dortmund se ha recuperado. Aunque con matices. Porque se podría decir que el equipo ha mostrado dos versiones este curso: el del pobre rendimiento en la liga para alcanzar la quinta plaza, que en caso de Alemania clasifica para la próxima Copa de Europa, y, en el otro bando, el de una plantilla plagada de guerreros que se han abierto paso hasta la final de la Champions League en Wembley. Una doble cara que casi se lleva por delante al técnico, muy discutido en el mes de febrero tras una dura derrota ante el Hoffenheim. Pero sobrevivió. A base de fuerza de voluntad. Porque aunque las cosas a veces no han ido como él quería, siempre ha confiado en los suyos. Terzić es un entrenador hecho a sí mismo. Que primero fue fan y que ahora maneja los hilos del banquillo del club de su infancia. Un técnico que no ha convencido ni a sus propios aficionados hasta ahora, cuando puede hacer realidad un sueño de niñez y redimirse por sus pecados pasados.