Bundesliga - Inversores
Economía

La rebelión en la Bundesliga gana a la inversión extranjera

Las protestas en Alemania se estaban volviendo insostenibles. Jornada tras jornada, los partidos se retrasaban, se paraban o se suspendían en el peor de los casos. Sin ir más lejos, sucedió en el Bayer Leverkusen 3-0 Bayern de Múnich que contaba con la atracción mediática de todo el mundo por la trascendencia clasificatoria. Lo que comenzó en forma de quejas aisladas y en algunos casos cómicas contra la entrada de capital extranjero a través de la liga profesional, se tradujo en conflictos de gran magnitud. Algunos violentos, incluso. Finalmente, los aficionados se han salido con la suya y la DFL ha anunciado que las inversiones extranjeras no entrarán en la Bundesliga.

Recapitulamos los hechos que han provocado esta situación, así como algunas de las reacciones y manifestaciones más llamativas.

💸 La polémica entrada de inversores extranjeros

La causa de las protestas en la Bundesliga viene de atrás. Se debe a que la Deutsche Fußball Liga (DFL), el ente regulatorio del fútbol profesional alemán, que incluye sus dos primeras divisiones, busca la incorporación de un inversor de capital privado y extranjero que impulse los derechos televisivos a través de un fondo de inversión. Algo bastante extendido en las ligas europeas, que en el caso de Alemania se ha encontrado con la oposición de los hinchas. Unanimidad en las gradas, todas las aficiones rechazan la propuesta con mayor o menor vehemencia, y se aferran a la famosa regla del ’50+1′, que dictamina que los votos de un club tienen que estar en manos de sus socios y no de los mandamás de sus propios clubes. Es aquí donde surge el conflicto.

En mayo de 2023 se realizó ya una primera votación para valorar la incorporación de capital externo y el primer resultado no fue concluyente: 20 directivos de los clubes votaron a favor, 11 se opusieron y hubo 5 abstenciones. La votación se realizó en secreto, a petición del Bochum presuntamente, pero aquello no trascendió dado que la DFL necesita la aprobación del 66% de los equipos profesionales. Es decir, de 24 de los 36 que conforman la Bundesliga y 2.Bundesliga. Fue la segunda asamblea, celebrada a principios de diciembre de 2023, la que generó tanta animadversión. Esta vez sí, se lograron los 24 votos a favor, 10 en contra y 2 abstenciones. Resultado significativamente distinto y válido para que Marc Lenz y Steffen Merkel, directores generales de la DFL, pudiesen dar luz verde a la entrada de inversores foráneos.

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Los cuatro principales interesados fueron los fondos de inversión Advent, Bridgepoint, CVC y EQT, después de que Blackstone se retirase tras la aparición de las protestas en los estadios de la Bundesliga. La contribución económica estimada de estos fondos podría alcanzar los 1.000 millones de euros a repartir. A cambio, contarían con una participación del 8% de los ingresos de TV durante los próximos 20 años. En su comunicado, la DFL señala que «no hay pérdida de control ni desviación de la regla 50+1», pero los aficionados alemanes, desconfiados, temían que esta situación pudiera poner el riesgo el sistema del que presumen desde hace años.

«Podemos entender que los fans estén preocupados por un tema complejo y ampliamente discutido como un acuerdo de marketing estratégico. Pero el mensaje más importante es que los aficionados no sufrirán ninguna desventaja como resultado de este proceso. El nuevo socio de marketing no tendrá influencia sobre las competiciones deportivas, los horarios, el precio justo de las entradas… No venderemos nuestras acciones, no hay pérdida de control ni desviación de la regla 50+1 y, por lo tanto, no hay razón para las protestas», detallaba la DFL.

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Organizaciones como ‘Fan Scenes’ tampoco quisieron tentar a la suerte e incentivaron las manifestaciones en los estadios desde su plataforma o desde distintos medios de comunicación, a la vez que instaban a la DFL a replantearse la votación ahora que los aficionados se habían pronunciado: «Nuestra exigencia de una nueva votación transparente se conoce desde hace semanas. Se intenta silenciar a los aficionados, pero no vamos a ceder y estamos dispuestos a luchar contra todas las traiciones e influencias externas negativas en nuestro fútbol», declaró un trabajador de la fundación en ‘Sportschau‘.

🏟️ Las reacciones: rebelión en los estadios de la Bundesliga

Las manifestaciones comenzaron a mediados de diciembre, en la semana posterior a la segunda votación. Concretamente, en el partido que enfrentaba Borussia Mönchengladbach y Werder Bremen. La afición local estuvo 12 minutos sin animar, reivindicando que ellos son el jugador número 12; hasta que, minutos más tarde, pasaron a la acción al arrojar monedas de chocolate para mostrar simbólicamente su desacuerdo. De ahí han surgido reacciones de todo tipo, algunas cómicas como la de Takuma Asano, el jugador del Bochum, comiéndose uno de esos dulces.

 

Otros objetos de protesta han sido las octavillas, los candados o bridas atadas en los postes y la red de las porterías, o la mayoritaria y tradicional vía para reivindicar sus derechos, mediante pelotas de tenis. Se han llegado a ver, incluso, coches teledirigidos que portaban botes de humo a partir del 16 de febrero. Los primeros casos, rondando por el césped del Rhein Energie Stadion de Colonia, en el duelo contra el propio Werder Bremen. Lógicamente, estos actos provocaron que se detuviera una infinidad de partidos a lo largo de los dos últimos meses y que alguno de ellos se suspendiera. Una situación intensificada desde que volvió la Bundesliga el tercer fin de semana de enero tras el parón navideño, que no fue suficiente para calmar las aguas. Las protestas eran cada vez más fuertes y algunas sobrepasaron varias líneas rojas.

Todo ello, acompañado de numerosas pancartas: «El fútbol alemán sigue siendo capital de riesgo», mostraron los hinchas del Borussia Dortmund y del Colonia, coordinados en su protesta, al igual que Friburgo y Hoffenheim en su duelo particular. Si algo caracteriza al fútbol alemán, es la unión entre aficiones ante este tipo de cuestiones. Precisamente, el Union Berlin es otro que no suele faltar a su cita en asuntos controvertidos y esta vez han vuelto a alzar la voz: «¿Las langostas del capital privado no quieren influencia? No nos toméis por tontos» o «Inversores aprobados por la DFL, cofinanciados con el dinero sangriento saudí», denunciaron con sus mensajes desde las gradas.

Union Berlín protestas Bundesliga.

Pancartas en señal de protesta contra la entrada de capital extranjero situadas en un fondo del Stadion An der Alten Försterei del Union Berlin.

No es el único estamento del Union Berlin desde el que se han pronunciado. Dirk Zingler, su propio CEO, respaldó a su afición: «Estamos haciendo algo que nunca antes había sucedido en el fútbol profesional alemán y que lo cambiará para siempre. Si queremos tener éxito, independientemente del tipo de inversiones posibles, no debe haber ninguna duda sobre su legalidad, ni de los votos. No debería haber ninguna posible violación del ’50+1′. No podemos permitirlo. Sin una legitimidad sólida no hay aceptación». Y tampoco es el único mandamás que alzó la voz. El Stuttgart, con Alexander Wehrle a la cabeza, dejó claro que su intención era la de repetir la votación después de dichas revueltas.

El capítulo más polémico y extremo se vivió el 10 de febrero en la 2.Bundesliga, en el duelo que enfrentaba a dos históricos en horas bajas, con gran masa social como Hamburgo y Hannover 96. Los ultras visitantes sacaron una pancarta en la que se podía apreciar, en el centro de la diana de un francotirador, la cara de Martin Kind, CEO de su propio club y presunto aliado de inversores externos para su inclusión. Este fue uno de los encuentros suspendidos por este hecho, que traerá consecuencias legales después de que Kind denunciase lo ocurrido ante las autoridades, al sentirse chantajeado y amenazado de muerte.

Hamburgo Hannover 2.Bundesliga

En su visita a Hamburgo, los ultras del Hannover 96 mostraron la cara de Martin Kind, su mandamás, en el centro de un francotirador.

Esto no fue suficiente para apaciguar a sus radicales, que lejos de volver a los estadios con un perfil más bajo, aumentaron la ferocidad de sus protestas. En el siguiente encuentro, ante el Greuther Fürth, fue Harry Potter quien apareció en el centro de la diana de otra pancarta, en alusión a Matt Potter, el CEO de CVC. Y, para más inri, su rival en ese partido lució otra pancarta con Voldemort como objetivo del francotirador, en señal de burla, dentro de lo que pareció otra protesta coordinada entre los ultras de ambos equipos, unidos por la misma causa.

Los del Bayern, por mucho que sean el equipo hegemónico de Alemania, también se han manifestado en contra, conscientes de que son los que más tienen que perder en el momento que haya cambios sustanciales en el modelo del fútbol alemán. En la tribuna del Allianz Arena en la que se ubican sus ultras se han podido leer más pancartas en contra de la entrada de capital externo: «CVC y Blackstone = dinero saudí en la Bundesliga por la puerta trasera». «CVC: enterradores de clubes franceses». «Bonificación de 3 millones para el jefe de la liga francesa, ¿qué ganan los dirigentes de la DFL?».

🔚 La DFL recula y zanja la polémica

Llegados a este punto, con un ambiente de crispación en el que había casi más intriga por ver las protestas de los aficionados cada fin de semana que los propios partidos, lo más sensato era acudir por tercera vez a las urnas. Se intuía que el resultado sería diferente al de la segunda votación y, por ende, contrario a las pretensiones de la DFL. Los aficionados alemanes, más puristas que nadie, dictaminaron sentencia en las gradas de los estadios. Y sin ellos era utópico que los acuerdos entre la liga de fútbol profesional y los inversores externos pudieran fructificar.

A la DFL no le quedaba otra que dar un paso atrás y Hans-Joachim Watzke, portavoz del comité ejecutivo del ente que rige la Bundesliga, anunció este 21 de febrero el cese en sus tentativas por incorporar inversores foráneos. «El fútbol profesional alemán está ante un desafío crucial, que ha provocado grandes disputas no sólo dentro del órgano liguero entre clubes, sino en algunos casos también dentro de los mismos entre profesionales, entrenadores, directivos, órganos de supervisión, asambleas generales y comunidades de aficionados. Estos ponen en peligro el funcionamiento de los partidos, los calendarios y, por tanto, la integridad de la competición. Debido a los acontecimientos, no es posible una continuación exitosa del proceso, no puede garantizarse la viabilidad de un cierre de contrato satisfactorio en términos de financiación», explicó.

Hans-Joachim Watzke Bundesliga DFL

Hans-Joachim Watzke anunció en nombre de la DFL que los fondos de inversión se mantendrán al margen.

Por su parte, Thomas Kessen, portavoz de la alianza de aficionados Unsere Kurve, declaró que este será un día para la posteridad del balompié teutón: «Estamos ante un gran éxito para todos los aficionados al fútbol activos y para todos los socios-miembros de los clubes, lo que demuestra que el fútbol alemán está basado en sus aficionados y es democrático. Estos mismos socios deben participar en decisiones tan innovadoras».

Con esto, el conflicto queda visto para sentencia, aunque la Bundesliga no logra zanjar su problema. Mientras los fondos de inversión extranjeros desembarquen en el resto de ligas punteras de Europa, la brecha económica no hará más que aumentar en detrimento de los clubes alemanes. Su gente eligió y ganó el pulso a la DFL y a los inversores externos, en lo que, para lo bueno y para lo malo, es una prueba más de que Germany is diferent. Allí, las aficiones gobiernan su propio fútbol.

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