Ya es oficial: Graham Potter también ha acabado con la paciencia de Todd Boehly y el resto de la directiva del Chelsea, que ha decidido prescindir de sus servicios. Su segundo desde los tiempos del Brighton, Bruno Saltor, se hará cargo provisionalmente del club, en la que será la primera aventura en solitario del español al frente de un banquillo.
Potter es el vigesimotercer entrenador despedido en lo que va de una Premier que, ahora, tiene un técnico local menos (5) y un español más (7).
Llamativo si se tiene en cuenta que el conjunto londinense se juega la temporada y parte de la siguiente en diez días, en una visita al Santiago Bernabéu que no solo se antoja crucial en la lucha por esta ‘Orejona’, sino también por jugar la Copa de Europa del año próximo. Sus opciones de clasificación vía Premier son cada vez más remotas. Y, además, la salida de Potter sorprende dado que era una apuesta firme desde Stamford Bridge. El Chelsea pagó la cláusula de unos 20 millones de euros por él en septiembre. Algo que, sumado a ambos despidos, sitúa a cifra de ventas en torno a los 100 kilos.
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🧨 Este Chelsea es una patata caliente
Al igual que le sucede al PSG, el Chelsea se ha visto obligado a convivir con la necesidad de cosechar buenos resultados por la desmesurada inversión económica que le respalda. Algo peligrosísimo en una liga cada vez más competitiva. Y, cuanta más presión ha tenido, el equipo ha respondido peor. Se vuelve a demostrar que cambiar radicalmente la plantilla a mitad de temporada puede ser, incluso, contraproducente. Más sorprendente, aún, si se tiene en cuenta que fue campeón de Europa hace menos de dos años.
En total fueron ocho fichajes y más de 300 millones gastados solo en invierno, que ascienden a las 18 caras nuevas y más de 600 kilos desde verano. El caldo de cultivo, un cambio de entrenador insospechado, que ha provocado que Graham Potter tuviese que trabajar a contrarreloj y bajo más presión, por el alto listón que dejó Tuchel. Justo lo contrario que le llevó hasta el Chelsea. En Brighton, su proyecto se fraguó a fuego lento.
🧑🏫 Perdió parte de su identidad táctica
Si por algo se caracterizó la era Potter en el banquillo de las gaviotas, fue por ser un equipo atrevido e incómodo para sus adversarios. Algo que no pudo replicar en Londres, pese a que sus primeros encuentros mostraron unos rasgos continuistas respecto a su anterior andadura.
Sin embargo, a medida que pasaron los meses, perdió esa idiosincrasia de presionar de forma casi incondicional en campo contrario y de querer ahogar al rival. En su idea de defender en bloques más bajos, el Chelsea de Graham Potter perdió identidad y solidez. El ataque funcionó mejor de lo que pueda parecer, solo que coincidió con un nivel de acierto muy por debajo de los goles esperados de futbolistas como João Félix o, especialmente, de Kai Havertz.
👔 Mucha culpa es de la directiva
Los fichajes, a medio-largo plazo, pueden funcionar. Sin embargo, al principio, Graham Potter se topó con un overbooking táctico y legal bastante difícil de gestionar. Por el difícil encaje de la plantilla y porque no pudo inscribir a todos sus futbolistas en Champions League, competición que otorga un máximo de 25 fichas y solo tres nuevas en invierno. Estas fueron destinadas para Enzo Fernández, Mykhailo Mudryk y João Félix. Otros pesos pesados, como Aubameyang, se quedaron fuera y dejaron de contar para Potter. Tener enchufados a todos fue imposible, algo similar a lo que le sucedió al Atlético de Madrid en la primera vuelta de la temporada.
El resto de caras nuevas (Datro Fofana, Andrey Santos, Slonina y Madueke) no han tenido demasiado protagonismo. En parte, por esta situación. Una que no imaginaba el equipo blue, ya que falló en su intención de regularizar sus respectivas fichas como jugadores del filiar por el hecho de tratarse de futbolistas jóvenes. Badiashile es el único no inscrito en la máxima competición continental que sí aportó un valor añadido en las competiciones domésticas.
👎 Graham Potter deja al club peor de lo que estaba
Si bien en Champions cogió al Chelsea en problemas, tras la derrota frente al Dinamo Zagreb que condenó a Tuchel, y lo clasificó sin problemas como primero para la ronda de octavos, en la competición doméstica dejó claramente a deber. El actual estratega del Bayern apenas dirigió al equipo del barrio de Fulham durante seis jornadas. Thomas sumó diez puntos de 18 posibles y era quinto clasificado, mientras que Graham Potter ahora es undécimo, tras solo añadir 28 más en las 22 fechas que estuvo al frente.
Sensaciones encontradas en el fin de la ‘era Conte’ en el Tottenham
El balance es muy pobre y las sensaciones tampoco invitaban al optimismo a corto plazo. En cualquier caso, es un matrimonio que no funcionó, pero con credenciales para volver a triunfar cada uno por su cuenta. El Chelsea tiene materia prima. Y el director técnico, un palmarés que no debería hacer que perdiese su buen cartel, por mucho que este haya quedado empañado en su primera andadura en un club hegemónico.