El mercado de fichajes ha concluido en la mayor parte de los países, pero aún hay algunos que se mantienen abiertos. Es el caso de Catar, el ‘plan B’ de los profesionales que emigran al golfo pérsico, sin que su destino sea la multibillonaria Arabia Saudí. Y el último en tomar esa dirección, con más cartel que nadie, ha sido Marco Verratti, rumbo al Al-Arabi. Lo hace como la incorporación más cara en la historia del país, por una cantidad que oscila los 45 millones de euros. Suficientes para superar a Shoya Nakajima en el puesto número uno del ranking.
😈 Marco Verratti: de ángel, a demonio en el PSG
La llegada del centrocampista italiano se produjo a sus 19 años, desde el Pescara italiano al que ascendió junto a un Gianluca Caprari de 17 años, Lorenzo Insigne con 20 y Ciro Immobile a los 21. Dirigidos por el mítico Zdeněk Zeman. Fue una de las primeras apuestas de la entidad parisina tras la llegada de los petrodólares catarís, en el verano de 2012, aunque no la más fuerte de todas. El PSG desembolsó 12 millones de euros por él, 30 por Ezequiel Lavezzi al Napoli y 40 por Lucas Moura al São Paulo, misma cantidad que el precio pagado por Javier Pastore un año antes, cuando militaba en el Palermo.
La salida, sin embargo, se produce en un ambiente mucho más caldeado en la capital de Francia. Once años después, en los que se convirtió en el jugador con más antigüedad en la plantilla del PSG pese a que la capitanía abrazase el brazo de Marquinhos, Marco Verratti ha visto como el proyecto que llegó para cambiar la economía en el fútbol mundial no pudo transformar también la hegemonía europea. Y, al igual que otros veteranos con altas expectativas, como Leo Messi o Neymar Júnior, pagó los platos rotos por las innumerables frustraciones en Champions League. Silvado por un sector de la afición, soberano, que le indicó la puerta de salida al tridente hasta que la propiedad les puso en el mercado.
La sorpresa con Marco Verratti está en que su futuro no se haya resuelto hasta mediados de septiembre, con los mercado europeos ya cerrados desde hace casi dos semanas. Y, para más inri, coincide con el verano de la explosión del fútbol saudí y un importante baile de mediocentros en equipos del ‘Viejo Continente’. Su destino no será ninguno de estos, sino un Al-Arabi influido por el poder de quienes gobiernan al PSG, que utilizará este traspaso para cuadrar cuentas, como sucedió hace semanas con Abdou Diallo. Ambos coincidirán de nuevo en el mismo plantel, con la sensación de que no han podido decidir su futuro por la falta de ofertas y la presión del actual campeón de la Ligue 1.
🤌 Tampoco parece contar en la nueva Italia
El arranque de temporada es desolador para Verratti. Por si no tuviese ya bastante con esta salida, después de no llegar ni a debutar a las órdenes de Luis Enrique, la otra mala noticia llegó en forma de ausencia en la convocatoria de la selección italiana absoluta. La primera de Luciano Spalletti, que no parece dispuesto a construir su ciclo alrededor de la figura de Marco.
Para colmo, Manuel Locatelli, Davide Fratessi y Nicolò Barella se marchan más que reforzados por sus actuaciones con la Azzurra en esta fecha, a la espera de comprobar si Sandro Tonali y Bryan Cristante aumentan aún más la competencia en la sala de máquinas de Italia.
😞 Lo que pudo ser y no fue
Por condiciones físico-técnicas, Marco Verratti siempre dio la sensación de ser un superdotado. Uno de esos centrocampistas ideales para el fútbol moderno, marcado por las presiones y la consecuente necesidad de que los centrocampistas se desenvuelvan de la forma más autosuficiente posible al recibir de espaldas o en espacios reducidos. El del PSG aunaba una flexibilidad corporal y un control orientado privilegiados. Incluso una agresividad bien canalizada, con y sin balón, para equilibrar al equipo en defensa mientras rompía líneas rivales en ataque.
Neymar Jr. deja Europa entre la decepción y la incomprensión
De ahí que tenga varias exhibiciones en Champions para su colección, de las que verán los nietos dentro de tres o cuatro décadas. De ahí que llamase la atención de otras superpotencias europeas, como el mismo FC Barcelona el verano que Neymar acabó por acometer un traspaso en la dirección opuesta. Siempre tuvo tintes especiales y toques de genio, pero pocas veces dio el do de pecho en días de la verdad. Las lesiones y la consistencia no acompañaron a uno de esos futbolistas que esperamos demasiado tiempo a que rompieran del todo. Tanto, que al final se encasillaron en su caparazón.