El fútbol y las videoconsolas. Un mundo paralelo en el que hemos podido hacer campeón de la Champions League al equipo de nuestra ciudad, controlar a las figuras más relevantes del balompié o digitalizarnos en cuerpo y semejanza para poder celebrar un hat-trick en los mejores campos del planeta. Con un televisor y un mando entre nuestras manos hemos podido hacer realidad muchos de nuestros sueños. Y con el R1… bendito comando para masacrar las porterías rivales.
Y como dibujados con la conciencia más viva que existe, algunos futbolistas se deslizaban por el campo de juego virtual como los dedos de un pianista interpretando la una composición de Beethoven. Ese fue el caso de Obafemi Martins. El nigeriano, rápido como él solo, tuvo una carrera de luces y sombras en el mundo real. Sin embargo, sus habilidades se multiplicaban en el digital. Su 99 de velocidad y aceleración lo convertían en un futbolista letal para el regate. Es un caso grosero en el que la ficción superó a la realidad; en el que el flechazo se produjo a través de la animación.
La decadencia del Pro Evolution Soccer: auge y caída del mito de una generación
😍 El complemento perfecto de un Inter diabólico
Como en todos los casos de nuestro ¿Qué fue de…?, nos encontramos ante un futbolista de un inicio prometedor, con buenas expectativas, con pálpitos ilusionantes, pero con una trayectoria errante y efímera. Nacido en Lagos (Nigeria) en 1984, el delantero creció futbolísticamente en el Ebedei. Sin embargo, fue en Europa, en concreto en Italia, donde sus gambetas causaron más furor. En el verano del 2000 fichó con 15 años por el Reggina y un año después lo incorporó el Inter de Milán.
Estadísticas de Obafemi Martins en el Pro Evolution Soccer 6.
Con el equipo neroazzurro no acabó de ser titular, pero fue el complemento perfecto para figuras como Adriano, Recoba, Figo, Crespo o Batistuta. 45 goles y 15 asistencias entre 2002 y 2006, ganando un Scudetto con Mancini, dos Copas de Italia y una Supercopa. Nada mal para un suplente de un Inter que marcó una época en Italia y en el videojuego Pro Evolution Soccer. Las características de sus jugadores eran perfectas para dominar en el videojuego. Adriano reventaba redes con sus cañonazos y Martins destrozaba defensas. Todos soñaban con fichar a Martins en la Liga Master del juego. Sus piruetas para celebrar los goles se hicieron famosas.
😱 Rozó la muerte a los 22 años
Pese a esto, en la vida real no fue todo un camino de rosas. Durante sus años con los italianos, la federación nigeriana escribió al club comunicando que había un error en cuanto a su edad. Según ellos, Martins no nació en 1984, sino cinco años antes. Al final todo se resolvió con una admisión de culpabilidad por parte del país africano. Nadie sabrá jamás la verdad. Abandonó la Serie A y buscó protagonismo en el Newcastle post-Shearer, que pagó 16 millones de euros para verlo desfilar por St. James’ Park.
El nigeriano se convirtió en una urraca más, pero las lesiones se cruzaron en su camino. Algo que sucede en la vida real. Como la muerte, que le rozó a los 22 años. Durante un viaje a su país, alguien intentó matarlo. ‘Oba Oba’, como era conocido cariñosamente, estaba al volante de su Mercedes y la puerta del vehículo fue acribillada a balazos. El amigo sentado a su lado resultó herido en el hombro. El jugador se salvó escondiéndose bajo el volante del coche y dando marcha atrás a la carrera.
En el Newcastle dejó 35 goles y 10 asistencias en 104 partidos. Allí jugó tres años y pasó en 2009 al campeón de la Bundesliga, el Wolfsburgo de Džeko y Graffite, que pagó 10 millones de euros.
💨 Demasiado rápido para la realidad
En Alemania estaba todo preparado para que triunfara. Pero su viaje no salió bien. Apenas seis goles, lesiones y media temporada sin entrar en el equipo fueron los motivos que llevaron a Martins a dar el salto un año después al Rubin Kazan ruso. Curiosamente, lo más destacado de su paso por Rusia fue su cesión a media temporada al Birmingham, donde fue campeón de la Carabao Cup anotando el gol de la victoria en el 89′ ante el Arsenal en la final. En 2012 completó su paso por su cuarta gran liga europea al fichar por el ‘Euro Levante’. Dejó nueve goles y tres asistencias en 27 partidos en España antes de pagar la cláusula de rescisión en marzo de 2013 para volar hacia Estados Unidos.
En los Seattle Sounders fue un total héroe. Martins era un ídolo. Normal tras dejar 43 goles y 22 asistencias en 84 partidos. Dio casi un tanto por encuentro a esta franquicia estadounidense y dejó decenas de carreras y regates vertiginosos. Aunque cómodo en Seattle, China y su dinero llamaron en 2016 a la puerta del nigeriano. El Shanghái Shenhua lo incorporó como una estrella en una liga en un falso crecimiento y que acabó por desplomarse tras la pandemia del Covid-19. Como el mismo Martins. Con 35 años no se dio por vencido y se incorporó al Wuhan Yangtze, donde solo jugó seis partidos antes de acabar definitivamente su carrera deportiva. Estuvo en el lugar y en el momento equivocado.
🟢 Otro delantero talentoso en la cartera de Nigeria
La lista de delanteros prodigiosos que ha dado Nigeria no tiene fin. En el ránking tiene su sitio Martins. Debutó con las ‘Águilas Verdes’ con 19 años en un amistoso ante Irlanda y anotó un gol. Sus vueltas como jugador de clubes no le ayudaron a asentarse en la selección de su país, aunque fue determinante en la clasificación de Nigeria para el Mundial de Sudáfrica en 2010. Convirtió dos goles en la victoria por 2-3 en Kenia que llevó a su país a disputar esa Copa del Mundo ganada por España. Disputó 46 partidos con su selección y marcó 18 goles.
Martins es uno de los pocos jugadores de fútbol capaces de correr los 100 metros en menos de 11 segundos. De ahí que su velocidad fuese marca personal y que enamorara en el Pro. Hoy su hijo Kevin, nacido en 2005, juega en el Monza Primavera. Nunca va a Italia, donde evitó una condena por fraude fiscal. Ahora disfruta de las tardes en el gimnasio y de las noches en Lagos. Próximamente, abrirá una discoteca de lujo junto con su esposa Nadine. Así lo anunció en las redes sociales. Otro salto mortal inesperado del exacróbata del gol.
