Tan cierto es que el Shakhtar Donetsk se ha convertido en una de las mayores superpotencias futbolísticas de la Europa del este a lo largo del S. XXI, como que estos últimos años se ha encontrado más problemas que nadie para mantener su statu quo. En cuestión de meses vio como la plantilla que llevaba años construyendo con su buen trabajo de scouting en Brasil se venía al traste, sin ingresar ni un euro por muchas de sus estrellas. Sin embargo, la cantera y el ojo clínico dentro de sus fronteras nacionales han hecho que se mantenga como uno de los dos clubes punteros de Ucrania, por mucho que el Dinamo Kiev rompiese su racha de 13/17 campeonatos ganados entre 2005 y 2020 en la última liga que pudo completarse.
🇧🇷 El inolvidable Shakhtar de los brasileños
Marlos, Taison, Fernandinho, Ismaily, Fred, Alan Patrick, Willian Borges, Alex Teixeira, Douglas Costa, Luiz Adriano… Fueron buenos tiempos para los amantes de la caipirinha. Pocos equipos han contado con jugadores brasileños más carismáticos en Europa durante la última década, por mucho que no coincidiesen todos ellos. Un clásico en cada fase de grupos de la Champions League; desde la 2006/2007 ha participado en todas ellas, excepto en la 2009/2010 y 2016/2017.
En esas 14 ediciones apenas pudo plantarse en tres instancias eliminatorias, lo cual no quita que dejase de competir en competiciones continentales. La Copa de la UEFA ganada en 2010 y sus dos semifinales de Europa League en años posteriores así lo atestiguan. Sin olvidar que, tras ese título (el único continental en su palmarés), estuvo cerca de ganarle la Supercopa de Europa al Barça de Guardiola. Palabras mayores. Los culés necesitaron un gol de Pedro Rodríguez en el minuto 115 de la prórroga para doblegar al sorprendente Shakhtar Donetsk de Mircea Lucescu, tercer entrenador más laureado de la historia del fútbol, con 35 títulos, de los cuales 25 los levantó en Ucrania entre 2004 y 2016.
🗓️ #OnThisDay in 2009
🏆 Barcelona beat Shakhtar in the Super Cup
⚽️ Pedro scores the winner pic.twitter.com/67hdKB7Jj9— UEFA Champions League (@ChampionsLeague) August 28, 2018
A decir verdad, no fue solo el Shakhtar de los brasileños. Era un equipo que aunaba a la perfección la brega defensiva de los ucranianos, con la samba ofensiva de los sudamericanos. Más los cameos de alguna pieza más exótica como las de Marcelo Moreno Martins o Henrikh Mkhitaryan. Con esa fórmula, pisó los cuartos de final de la Champions League 2010/2011, después de vencer en octavos a la Roma de Vincenzo Montella, capitaneada por Totti, De Rossi, Mexès, Juan o Mirko Vučinić. Ahí tocó techo, cuando el Barça de Pep les volvió a negar la gloria. Esta vez, por goleada (1-6 global), al igual que hicieron Borussia Dortmund (2-5) y Bayern (0-7) en 2013 y 2015. Cerca se quedó de repetir estancia en cuartos en 2018, año en el que llegó la venganza de los romanos (2-2*) gracias al valor doble de los goles marcados fuera de casa. Esa fue su última gran capoeira.
🆕 Obligados a reinventarse
El estallido de la guerra con Rusia, en febrero de 2022, provocó que la UEFA facilitase la salida de los futbolistas extranjeros que jugaban en la Premier League ucraniana. A los jugadores se les permitió suspender legalmente sus propios contratos, por lo que, si estos solicitaban su marcha, los clubes no podrían oponerse, lo que provocó una desbandada sin precedentes. Especialmente, en el Shakhtar Donetsk, que todavía mantenía una columna vertebral brasileña en sus filas.
La mayoría salieron cedidos, lo cual era lo más cómodo para el resto de equipos del mundo, que se aprovechó de esta situación para sacar tajada. Encima, con casi todos los mercados cerrados. Hasta 17 jugadores abandonaron el Shakhtar Donetsk a lo largo de la 2022/2023, muchos de vuelta a Brasil. El problema no solo fue ese, sino que, además, muchos de los jugadores prestados regresaron con un año menos de contrato, lo que abarató su posterior venta o, directamente, hizo que se marchasen libres, a coste cero.
El Shakhtar Donetsk presentó una queja a la Union Europea por sus discrepancias con la UEFA, en la que Sergei Palkin, director ejecutivo del hegemónico cuadro ucraniano, alegó que el club perdió alrededor de 40 millones de euros en ingresos, sin contar merchandising. La gestión fue complicada para una entidad que invirtió en torno a 60 millones de euros durante la 2021/2022, y que apenas recibió 40 en la liquidación de más de media plantilla. Lo que saneó sus cuentas cuando peor pintaban las cosas fue la subasta pública entre Arsenal y Chelsea por hacerse con el fichaje de Mykhailo Mudryk, cuyo traspaso ascendió hasta los 75 millones más variables. La venta más cara en su historia fue la salvación para compensar las pérdidas.
🇺🇦 Han sabido explotar el producto local
La parte más complicada estaba resuelta, pero el problema todavía residía en cómo reconstruir el equipo. Más aún, por la marcha de Roberto De Zerbi, uno de los entrenadores de moda en Europa que, igual que cogió por sorpresa el proyecto del Shakthar antes de la invasión de Ucrania, salió en el momento más delicado, rumbo al Brighton. Quienes no se movieron fueron Rinat Akhmetov, presidente y dueño del equipo desde 1996; y un Darijo Srna que supo reinventarse en la dirección deportiva.
El exjugador croata del Hajduk Split, Cagliari y Shakthar Donetsk, que además de continuar como director deportivo ha asumido esta 2023/2024 el cargo de entrenador interino, consiguió mantener la competitividad del equipo sin acometer grandes desembolsos. Apenas invirtió 12 millones de euros para incorporar hasta a 13 jugadores la pasada campaña. Y, en la 2023/2024, otros 12 millones en nueve futbolistas, entre los que se encuentran algún que otro ilustre como el mismísimo Dmytro Chygrynskyi, sin minutos a sus 36 años.
Dmytro Chygrynskyi, la oveja negra de Guardiola que quiere ser feliz
En todo caso, la base de la reconstrucción fue el talento joven, con proyección deportiva e intención de generar plusvalías gracias a su crecimiento. Algo que está saliendo a pedir de boca. En la actual plantilla, de 24 años de media de edad, apenas hay ya una tercera parte compuesta por jugadores extranjeros. El más conocido, Lassina Traoré, delantero burkinés criado en el Chelsea. Todavía con tres brasileños, aunque ya sin ninguno de la vieja hornada.
Quien se mantienen fiel a sus colores es Taras Stepanenko, capitán y alma del conjunto de Donetsk desde que llegase en 2010. Mitificado ahora que es el único superviviente del antiguo Shakhtar. Para hacernos a la idea de cómo ha cambiado la plantilla basta con decir que Mykola Matvienko, Valeriy Bondar y Yukhym Konoplya, que están en el primer equipo desde 2017 el primero, y desde 2019 los otros dos, son los siguientes con mayor antigüedad. Ni siquiera sigue Pyatov, mítico portero que, tras colgar las botas, trabaja como entrenador de arqueros del club de su vida.
La cantera tampoco se ha quedado atrás, ni mucho menos. Hay hasta 14 futbolistas que han dado el salto del filial al primer equipo, diez en los últimos dos años. Y no son jugadores cualquiera. Hablamos de Danylo Sikan, Heorhiy Sudakov o Artem Bondarenko, lideres de esta nueva camada, que poco a poco ya asoma la cabeza también en la selección de Ucrania. Esta es la forma en la que el Shakhtar ha dejado atrás una década gloriosa, para escribir un capítulo muy distinto en su historia. Los nombres, diferentes. El estilo, mucho menos vistoso. Pero sus objetivos son los mismos: pelear por todo en tierras nacionales y molestar lo máximo posible en Europa.