Corría el minuto 95 del último clásico disputado en la 2020/2021, correspondiente a la jornada 30. El Real Madrid ganaba (2-1) al Barça bajo el diluvio, en el Alfredo Di Stefano, y apuraba así sus opciones de título contra un Atlético que vivía de las rentas, pero que se mantenía líder. Fue entonces cuando Ilaix Moriba, el Fermín López de aquel año por la verticalidad y llegada que sumaban los culés con su presencia, estrellaba su remate al travesaño en un final frenético.
Acababa de cumplir los 18 y hubo quien pensó que aquello no le quedaba grande, o que no le quedaría grande en unas temporadas, pero nada más lejos de la realidad. El tiempo se ha empeñado en demostrar lo contrario. Dos años y medio, y diez clásicos después, Moriba vive en el ostracismo más absoluto, tras un cúmulo de malas decisiones. En sus dos cursos y medio como profesional ha tenido hasta siete entrenadores diferentes, sin contar seleccionadores ni los interinatos de ‘Voro’ o Beierlorzer. Spoiler: solo dos han confiado en él.
👨👦👦 De la hornada de Pedri
Ilaix Moriba es uno de los muchos centrocampistas de la cantera culé que han irrumpido en los últimos años. Ronald Koeman no solo le hizo debutar, como a Pedri o Riqui Puig, le llegó a dar 18 partidos en la 2020/2021. La intención del Barcelona era renovarle, pero las informaciones apuntaron a que sus pretensiones económicas tan elevadas rompieron las negociaciones. Fue un final muy frío para un chico que llevaba desde los 7 años en ‘La Masía’, reclutado de las inferiores del Espanyol. La irrupción de Gavi y Nico González, poco después, hizo que nadie le extrañase en Can Barça.
📉 Ilaix Moriba, en caída libre
El centrocampista guineano desembarcó hace dos veranos en Leipzig como uno de los diez fichajes más caros de su historia, por 16 millones más 6 en variables. El Barça, incluso, se reservó el 10% de una futura venta del jugador y una cláusula de tanteo, por si las moscas. Sin embargo, el momento del canterano azulgrana no invita a pensar en que vaya a retornar, precisamente. Ni siquiera ha llegado a debutar esta temporada a las órdenes de Marco Rose. El jugador que sí está brillando en Sajonia es Xavi Simons, otro criado en ‘La Masía’, con el que Ilaix Moriba coincidió durante años.
Es más, desde que llegó a Alemania, apenas ha disputado dos partidos de Bundesliga, uno de Pokal y tres de Champions. Todos, cuando Jesse Marsch dirigía al Leipzig. Ni hablemos de cómo fueron sus participaciones, efímeras. En total, apenas supera los 100 minutos de juego y su último encuentro con la casaca del cuadro teutón data de diciembre de 2021. Es evidente que no entra en los planes de la entidad Red Bull, así se lo hicieron saber a los seis meses de firmar su primer contrato profesional, cuando consiguió una oportunidad para reivindicarse en Mestalla.
RB Leipzig: así es el modelo deportivo y económico tras el éxito
🦇 En Valencia fue un «sí, pero no»
Nada más volver a España, el país que le acogió, al que representó en categorías inferiores y en el que creció después de nacer en Guinea-Conakry, tuvo cameos interesantes bajo la tutela de Pepe Bordalás. Claramente, el entrenador que más ha confiado en él. Fue indiscutible y llegó a jugar todos los partidos en ese segundo tramo de la 2021/2022, excepto dos que se perdió por sanción. Ilaix Moriba parecía relanzar su carrera, hasta que la sorprendente salida de Pepe terminó con su amenaza de resurrección.
Después de no entrar en ninguna de las primeras siete convocatorias del Leipzig de Domenico Tedesco, Ilaix asumió que allí había poco que rascar ya y regresó a Valencia. Prolongó su cesión, vaya. Un Valencia que, eso sí, había cambiado mucho respecto a lo que él conoció antes del verano de 2022. El libro de estilo de Gattuso tenía poco que ver con el de Bordalás, aunque su encaje en uno de los dos interiores del 1-4-3-3 prototípico del italiano, tampoco era ninguna utopía. O no lo parecía hasta que, una vez metidos en harina, Gennaro y Rubén Baraja le dieron poco más de 1.000 minutos de juego en todas las competiciones de la 2022/2023. Javi Guerra le adelantó por la derecha.
El fútbol es tan volátil que conviene ser cautos antes de afirmar que Ilaix Moriba ha fracasado en el fútbol profesional. Condiciones tiene. Y, también, 20 años. Lo lógico es pensar en que se le vayan a abrir todavía muchas oportunidades, pero también parece que se equivocó al declinar la propuesta azulgrana. Pocos clubes mejores hay para crecer, tal y como se demuestra con los chicos que dan el salto al primer equipo. Hay trenes que solo pasan una vez en la vida. Y el suyo, al menos el de alta velocidad, partió sin que pensara que lo iba a echar tanto de menos.