Desde la celebración del sorteo mundialista, el Grupo D había acaparado muy pocos reflectores. Se esperaban pocas sorpresas con Francia y Dinamarca como cabezas de serie, la actual campeona del mundo y la que mejores números clasificatorios de toda Europa obtuvo, respectivamente. Túnez llegaba tras un reciente cambio de seleccionador y sin apenas futbolistas contrastados en Europa. Australia, por su parte, se clasificó como la peor de las cinco asiáticas sin contar a Catar, obligada a disputar dos repescas. La última, resuelta en la tanda de penaltis frente a Perú, sin ir más lejos.
Pero los de Graham Arnold se agarraron a sus pocas fortalezas y terminaron por superar (1-0) a un sorprendente combinado danés en el partido decisivo de la tercera fecha. Mientras, Túnez moría en la orilla, viendo como su victoria (1-0) ante una Francia con nueve cambios respecto al once de hace cuatro días, servía de poco o nada en términos clasificatorios. Deschamps rotó hasta el punto de colocar a Camavinga como lateral izquierdo, experimento que no salió lo suficientemente bien como para plantearse replicarlo en las rondas del K.O.
🇫🇷 Francia vuelve a intimidar
Las sensaciones del cuadro galo, previas al Mundial, no eran las mejores. Rozaron, de hecho, un descenso a la Liga B de la Nations League hace solo dos meses, sometida en dos ocasiones por la propia Dinamarca. Y, para colmo, se toparon con hasta ocho lesiones importantes en las últimas semanas, que redujeron las posibilidades tácticas de Deschamps. Con ese mar de dudas, un creativo mediapunta como Antoine Griezmann volvió a comandar el barco en medio de la tempestad. Y Mbappé le secundó a base de profundidad desde la izquierda, sector más temible teniendo en cuenta la titularidad a grandísimo nivel de Theo Hernández, tras la grave lesión de cruzado de su hermano mayor.
🇦🇺 Australia hace historia
El equipo oceánico, aunque perteneciente a la AFC (Confederación Asiática de Fútbol), volvió a remontar contra todo pronóstico. Pocos esperaban verla en Catar y, una vez allí, abrió la fase de grupos goleada por Francia (4-1). Pero se reveló con un plan bastante rudimentario, liderado por un central a la antigua usanza como Harry Souttar, contundente en duelos y determinado saliendo de posición; y por un ‘9’ de los de toda la vida, un Mitchell Duke que se limitó a cargar área cuando su equipo le arropaba y a pelear balones largos cuando los suyos se blindaban atrás. Este último, actual jugador del Fagiano Okayama de la segunda división japonesa. Ver para creer.
Con esto y mucha disciplina en el centro del campo para ganar balones divididos y poner a correr a un viejo rockero como Mathew Leckie, en su tercer Mundial, fue suficiente para superar a Túnez y Dinamarca, con sendos 1-0. Dos victorias en la fase final de 2022, las mismas que había sumado en sus anteriores cinco ediciones. Y, no contentos con igualar ese hito, alcanzan por segunda vez la ronda de octavos de final, como ya hicieron en 2006 a lomos de Gus Hiddink, Tim Cahill, Mark Viduka, Harry Kewell y John Aloisi.
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— Socceroos (@Socceroos) November 30, 2022
🇩🇰 Dinamarca, la mayor decepción
Los de Kasper Hjulmand se despiden del Mundial de Catar sin conocer la victoria, sumando apenas un punto y con la sensación de haber ofrecido muy poco fútbol para la calidad que tienen en plantilla. Cierto es que demasiados jugadores llegaban con la flechita para abajo, pero aun así eran superiores sobre el papel a los del combinado oceánico y africano.
Túnez les desnaturalizó en el debut, mediante una propuesta correosa en defensa y vertical con balón. En la tercera fecha dependían de sí mismos, aunque no fueron capaces de ni siquiera desequilibrar el bloque australiano. Lo poco rescatable lo puso Jesper Lindstrøm, a través de mucho empuje, cambio de ritmo y dirección. Degenek, central australiano reconvertido a lateral diestro, lo sufrió en sus propias carnes.
🇹🇳 Túnez roza el milagro
Túnez rozó la proeza en la tercera jornada, la que hubiese sido su primera clasificación histórica a la ronda de octavos de final. Lo hizo con otro plan agresivo sin pelota, que maniató a Francia y la empujó contra su propio campo. Fútbol sin complejos y dominante desde lo territorial.
Wahbi Khazri, novedad como delantero ante los galos, se sacó una genialidad de la chistera para anotar el 1-0 final, el único también de su selección en los tres partidos. Máximo rédito sacaron de él y resistieron hasta el final, a pesar del ingreso de Mbappé, Dembélé o un Griezmann que vio puerta, pero en posición antirreglamentaria. Los norteafricanos se despiden con una victoria histórica, dado el contexto sociopolítico y cultural, ante la vigente campeona del mundo.