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⚽ Atlético de Madrid

Samu Lino no levanta el pie del acelerador

Samu Lino, de principio a fin, desde el primer minuto hasta el último, desde la primera jornada hasta la número 38, cerró la temporada del Atlético de Madrid con una victoria en el Real Arena frente a la Real Sociedad (0-2), su primera como rojiblanco a las órdenes de Simeone, la única necesaria para demostrar su valía en la élite y su enorme valor en la cultura cholista. El cuarto gol en liga, octavo en el curso, del extremo y/o carrilero brasileño, decantó un encuentro que resolvió Reinildo Mandava de la misma forma que lo hubiera hecho Lino: atacando el segundo palo tras una jugada que se gestionó en la derecha.

Koke, Lino y Llorente, además de Griezmann

Pocos pueden dudar de Antoine Griezmann a estas alturas. Algunos lo intentan, en vano. ‘El Principito’ es el jugador más importante del Atlético, alrededor del que Simeone ha construido un equipo, un sistema y una identidad competitiva. El primer tramo de temporada del astro francés fue una ensoñación, que conectaba los puntos y potenciaba a todos aquellos que se movían a su alrededor. No obstante, el minutaje, la exigencia, el desgaste y el grado de implicación de Antoine, además de los muchísimos procesos en los que se veía implicado de manera transversal, hacían presagiar que la durabilidad del proyecto tenía fecha de caducidad. A sus 33 años, sostener tal cantidad de esfuerzos durante todo el curso sonaba complicado.

Lino

El Atleti, aunque atravesó un bache que embargó su temporada, se tuvo que agarrar a sus segundas espadas. Es entonces cuando, en términos de sostenibilidad, estabilidad y constancia, salen a la palestra los nombres de Koke, Marcos Llorente, Witsel y Samu Lino. Ninguno puede compararse con Griezmann en importancia y potencial; sí superar el rendimiento del francés en otros muchos aspectos. Si Koke ha firmado una de las mejores temporadas de su vida como mediocentro, inteligente, rápido, excelso a la hora de decidir y ejecutar; Llorente ha recuperado su versión explosiva de hace tres cursos; o Witsel se ha erigido como un tótem en el eje de una desgastada defensa; el cuarto en discordia es Samu Lino.

El brasileño, como carrilero, en su temporada inaugural como atlético, ha superado con éxito el curso de introducción al cholismo y ha bordado algunos apartados que, sin duda, le posicionan como uno de los jugadores más importantes del equipo en una temporada difícil, lo que tiene aún más mérito, y en un equipo que le pedía más cosas de las que le daba. Y así, en inferioridad, en desventaja, en una situación de hostilidad, Lino lo ha bordado. Ha demostrado un carácter competitivo de primerísimo nivel que le ha permitido florecer, asentarse y confirmarse como uno de los argumentos más sólidos de un equipo endeble.

En el último día del curso, con junio asomando por la ventana, Lino tampoco aflojó y encaminó un triunfo que pone el broche a la temporada del Atlético con un buen sabor de boca, ante un rival que durante muchos meses quiso postular por el puesto Champions, en uno de los estadios más ariscos de LaLiga. Lino supo desde qué llegó desde el Valencia que tendría que apretar si quería hacerse un sitio y, desde entonces, no ha levantado el pie del acelerador. Y a máxima revolución apunta hacia el curso que viene.

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