Crónica Mallorca Atlético 2324
⚽ Atlético de Madrid

Riquelme no permite al Atleti olvidarse de la Champions

El Atlético descontó una jornada más para asegurar su participación en Champions League por enésima temporada consecutiva —todas, a grandes rasgos, desde que se rige bajo las órdenes de Diego Pablo Simeone— y mantuvo la diferencia numérica que le separa de su perseguidor, el rey copero y a la postre sufrido vencedor en el Coliseum, el Athletic Club, gracias a un raquítico pero sólido triunfo (0-1) en Son Moix frente al siempre aguerrido Mallorca de Javier Aguirre, gol de ‘Roro’ Riquelme mediante.

🤘 Riquelme y la defensa acortan el camino a Europa del Atlético

Los rojiblancos no mostraron su versión más esbelta de la temporada, ni tampoco la necesitaron, para completar la misión balear. Ser efectivos y eficaces en las dos áreas parecía más que suficiente si el objetivo no era que otro que regresar a casa con tres puntos más en el zurrón. ¿El método? Primero, darse de bruces con un gol de Riquelme marca de la casa, en el que el habilidoso extremo —¿todavía extremo?— lució su capacidad para girarse en una baldosa; después, exhibió ese golpeo de media distancia, letal desde la corona del área, casi olvidado a medida que su fútbol ha ido perdiendo veneno y ganando en aptitudes defensivas en las numerosas veces que ha formado como carrilero. Lo más difícil estaba hecho.

‘Roro’ no tardó ni 5 minutos en situar a los del ‘Cholo’ en la senda de los tres puntos, a todas luces necesarios en tanto que el Athletic, gracias a Unai Simón, salió de Getafe con el bolsón lleno. En este caso, un Atlético de urgencias y a priori certezas confusas, sin Griezmann, sin Morata o sin De Paul, entendió pronto que la vía que le llevaría al ansiado triunfo constaba de dos fases muy bien definidas: repliegue y transición. Y si no había transición, con el repliegue puede que fuera suficiente. Con la primera parte del teorema ya resuelta, una vez los madrileños se vieron en ventaja, solo faltaba dejar que el paso de los minutos y la solidez defensiva arrojaran luz sobre la segunda. Con Correa en la punta de ataque, escoltado por Llorente y Samu Lino, premiados en esta ocasión con un traje de atacante para cada uno, el resto del bloque de Simeone, organizado en 1-3-4-3, solo se preocupó de asegurar las inmediaciones de Oblak.

Atlético

Barrios acompañó a Koke, insustituible, en el medular como doble pivote, mientras que Azpilicueta fue el homólogo de Riquelme por el sector derecho, amparados por Hermoso, Giménez y Witsel en la zaga. Este grupo y ningún otro centralizó el desarrollo del partido, cada vez más y más inclinado hacia la portería atlética por un Mallorca insistente a la par que falto de ideas, recursos, energía y acierto. La posesión balear crecía y crecía —terminó la primera mitad en 53% y terminó por ser del 67% en los segundos 45 minutos— y el Atleti lo aceptaba de buena gana, pues la lluvia de centros (32) apenas generaba inquietud en el núcleo rojiblanco, por más que la nómina de rematadores mallorquinistas suene aterradora.

Escasas ventajas en las situaciones de centro, nulo porcentaje de regates por fuera que desajustasen al Atleti y menos si cabe variedad para conectar a los puntas de Aguirre al juego facilitaron enormemente la ‘Misión Champions’ de los chicos del ‘Cholo’, tal como constataron los 9 despejes de Giménez, por ejemplo. 10, en cambio, fue el puesto del ranking que se robó Ángel Correa al colarse en la primera decena de jugadores con más partidos en la historia de la institución colchonera.

Si la cosa va de números, restan 4 partidos, ergo 12 puntos, y el Atlético mantiene una diferencia de 6 respecto al Athletic; 67 ante los 61 de los chicos de Ernesto Valverde. Por otra parte, 6 son también los que separan al Atleti de escalar a la siguiente posición, la tercera plaza, que retiene —no con demasiada fuerza— el Barcelona. De acabar así, sería la duodécima temporada consecutiva que el ‘Cholo’ cumple el mínimo exigible de clasificar al Atlético a la máxima competición europea desde que ocupa el banquillo colchonero: todas salvo la primera, con la consecuente excepcionalidad que conllevó, por ejemplo, aterrizar con el curso ya empezado.

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