¿Te acuerdas de la última vez que el Zaragoza se codeaba, cara a cara, de igual a igual, con los mejores equipos de España? Son muchos años ya sin el histórico equipo maño en Primera división. Once, para ser más concretos, con la decimoctava temporada a la vista, dado que el catastrófico momento deportivo que atraviesa el Zaragoza invita a prácticamente descartarlo como potencial aspirante para regresar a la élite. Repasamos cómo le ha ido al club aragonés a lo largo de la última década y analizamos los factores que le han hecho llegar hasta la dramática situación que vive hoy en día. ¿Bache puntual o crisis endémica? ¿Tiene solución a corto plazo? ¿Volveremos a ver al Zaragoza en LaLiga?
👎 El mal momento del Zaragoza
Para arrojar algo de luz en mitad del túnel, hablamos con Javier García Gimeno, periodista que cubre la actualidad del conjunto aragonés. El zaragozano explica que, para él, el principal problema es que «el club no ha sabido aceptar qué es ahora mismo. Creo que en Zaragoza hay muchísima presión, por el peso que tiene el escudo, pero de Segunda división no se sale así como así. El proceso es largo y todos los equipos te miran de tú a tú. Aquí, cuatro o cinco partidos sin ganar significa destituir a un entrenador, por ejemplo». De ahí la inestabilidad en el banquillo.
«Empezó ganando cinco partidos seguidos y en Zaragoza ya se hablaba del ascenso». Sin embargo, algo se rompió dentro del vestuario con Fran Escribá, que terminaría destituido en el mes de noviembre, con una versión irreconocible de sus jugadores. Y, a cambio, llegó un Julio Velázquez con poco bagaje en la categoría, más allá de su etapa en el Alcorcón entre 2016 y 2018, o sus ocho partidos con el Alavés en 2022. «Con el nuevo técnico, el club empeora y juega como un plantel más pequeño de lo que se presupone. Muy de mínimos y sin que los resultados acompañen», añade.
Otra de las causas reside en cómo fueron sus primeros años en la división de plata, obligado a reinventarse más de la cuenta por fallar en sus primeras tentativas de ascenso. «Al bajar a Segunda división hay un paracaídas económico de dos años, pero, a partir de la segunda temporada, eres un equipo más, con el hándicap de heredar una deuda económica que es un lastre respecto al resto de la categoría», argumenta Javier. Eso sí, al menos, el club parece estar ahora en buenas mano.
❌ Tres ascensos fallidos
Estos once cursos en Segunda división han dado para mucho y el Zaragoza ha estado muy cerca de volver al máximo nivel hasta en tres ocasiones. La primera, en 2015, tras terminar sexto la fase regular, con Jesús Vallejo como capitán, Yassine Bono en portería, Diego Rico en el lateral zurdo y Willian José como punta. Lo evitó Las Palmas, al remontar en la final del playoff la ventaja que traían los maños del partido de ida. Un 3-1 neutralizado con los goles de Roque Mesa y Sergio Araújo, a diez minutos para la conclusión.
La segunda vez que se rozó el objetivo fue en 2018, cuando el Zaragoza terminó la primera fase en tercera posición, a 4 unidades del ascenso directo. Finalmente, en la primera ronda del playoff de ascenso vio como el Numancia, sexto, le arrebataba de nuevo el ansiado premio, tras una campaña ilusionante con Nacho González de entrenador y Borja Iglesias de delantero estrella del equipo. Su segunda vuelta fue de ensueño y daba la sensación de que si hubiera durado unos partidos más se podría haber conseguido. Para más inri, fue por culpa de un gol de Pape Maly Diamanka, exjugador del Zaragoza, en el descuento de la vuelta en La Romareda.
En la atípica 2019/2020, más de lo mismo. El equipo iba lanzado con Víctor Fernández como técnico, el más importante en la historia del Zaragoza. Se confeccionó otra gran plantilla, con jugadores jóvenes, mucha pólvora arriba con Luis Suárez (Almería) como figura, un mítico de la talla de Shinji Kagawa, más Javi Puado o Raúl Guti como centrocampistas de vocación ofensiva. Sin embargo, la pandemia lo cambió todo. El Elche de ‘Pacheta’, que venía en pleno vuelo, entró in extremis en el playoff y eliminó con un solitario tanto de Nino en los minutos finales del partido de vuelta a un Zaragoza que acusó mucho el parón por el confinamiento.
😧 ¿Existe riesgo de descenso?
La realidad es que el Zaragoza nunca ha sufrido para mantenerse en la Segunda división española, más allá de la 2016/2017, en la que se salvó por dos puntos. Eso sí, ha habido varias temporadas en las que, llegado el mes de marzo o abril, ya no había nada en juego. Y eso no deja de ser otro problema para un equipo que ya de por sí cuenta con un déficit de ilusión importante desde hace años. «Los de abajo están empezando a espabilar, pero todavía hay una cierta distancia. No se debería sufrir en exceso por mantener la categoría, aunque sí hay un aroma a otra de esas temporadas tristes en la que te quedas sin objetivos en primavera», añade Javier, que cree que es muy poco probable que el Zaragoza caiga a la división de bronce
Por no hablar de que los objetivos mínimos que se plantean antes de afrontar tramos clave de la temporada, a los que se llega en una situación convulsa, son más un problema que una motivación, que le añaden presión a los jugadores, relata Javier. Sin ir más lejos, es lo que ha sucedido en el último mes de competición, en el que el equipo suma cuatro partidos sin ganar, ha perdido en casa contra el Cartagena, empatado contra el Villarreal B sin ni siquiera disparar a puerta y vuelto a caer en el precedente más reciente contra el Amorebieta, colista de Segunda división, con un el gol encajado en el minuto 97.
🤔 ¿Bache puntual o crisis endémica?
Como dejábamos caer antes, parece que el club está en buenas manos, a pesar de esta mala temporada. Así opina Javier, que confía en la labor de Jorge Más, presidente del Zaragoza y copropietario del Inter Miami; de Raúl Sanllehí, director general con pasado en el Arsenal; o de Juan Carlos Cordero como director deportivo: «Es gente de fútbol. El club cambia de propiedad hace dos años, pero no se ha hecho plenamente efectiva hasta este curso, en el que se completa el primer mercado de Cordero».
Jorge Mas es el presidente del Zaragoza y copropietario del Inter Miami.
La ilusión desbordó Zaragoza a principio de temporada, con la llegada de jugadores contrastados en Segunda. Como Sinan Bakış, el tercer máximo goleador de la categoría la pasada campaña con el Andorra. Como Maikel Mesa, la estrella del Albacete que el año pasado jugó el playoff. O Toni Moya, titular en el Alavés que asciende a Primera división hace solo unos meses. También llegaron otros con experiencia en la élite, caso de Sergi Enrich y de Manu Vallejo, en menor medida. Y se consiguió firmar a Víctor Mollejo de nuevo como cedido, así como a Santiago Mouriño y Germán Valera. Los tres, desde el Atlético de Madrid.
Las apuestas de la dirección deportiva a la vista está que no han funcionado, lo que no quita que no fueran coherentes. Parecía la mejor plantilla reciente del Zaragoza y, al menos, se demostró la capacidad para atraer jugadores con cierto cartel. A eso se une el papel de Jorge Más, que logró liquidar gran parte de la deuda y convertir al Zaragoza en un equipo saneado. No menos importantes son los 28.882 que la entidad había puesto como límite, récord en La Romareda, que indica que la gente confía en que el cuadro aragonés resurja de sus cenizas. No todo está perdido, aunque lo parezca en mitad de la tempestad.
