Dieguenazo Michel Girona
✍️​ Opinión

El ‘Dieguenazo’: el Girona es al fútbol lo que las luces a la Navidad

El Girona de Míchel es una especie de regalo de Navidad adelantado. Es como si de la pureza de estas fiestas se hubiese formado un equipo de fútbol. Tiene su lado oscuro (sí, me refiero a ti, City Group), pero estamos en unas fechas muy señaladas y es mejor preocuparse mañana. Su victoria en el Camp Nou ha llegado mientras que las calles de España se llenan de luces y buenos deseos, así que el paralelismo estaba en bandeja. Este Girona, más que emular al Leicester, es como las luces de Navidad: nos gustan a todos, provocan masificaciones a su alrededor y brillan. Esto, cómo no, merecía un ‘Dieguenazo’.

Los otros Girona de este siglo en la liga: cuando los modestos sueñan a lo grande

🎄 El Girona brilla como la Navidad

«Manda narices, que hemos venido hasta aquí y no encienden las luces», dijo una señora a las 17:00 en la Puerta del Sol. Cometí el terrible error de ir al centro de Madrid en medio puente de la Constitución a ver las luces. Siempre hay gente por estas fechas, pero en estos días es cuando te planteas qué es lo que pasa por la cabeza de la gente y por qué Coca-Cola creó a Papá Noel. Lo cierto es que lo hice con gusto, porque es innegable que es algo que atrae la atención de todos por su pureza. El Girona de Míchel va por ahí. Ellos son ese momento de ilusión en el que decides a ir a ver las luces, no en el que transitas por una calle Preciados que no tiene nada que envidiar a la M-40 en hora punta.

Este Girona es la versión futbolística de todos los buenos deseos que quieren transmitir las películas navideñas. Obvian lo de las cenas incómodas con familiares que no soportas, las aglomeraciones, el consumismo exacerbado y los precios ridículamente exagerados de las discotecas en Nochevieja. Los de Míchel prefieren quedarse con ese regalo que te hacen con el corazón y aciertan de lleno; con ese sentimiento de unión con los familiares que sí quieres, los buenos gestos que hay en Navidad y lo bien que te lo pasas en la madrugada del primer día del año. Te hacen creer que ellos, con su ilusión y buen hacer, van a poder derrocar a Barcelona y Real Madrid en una carrera de fondo que casi siempre ganan.

El mérito invisible del Girona de los desahuciados

Cuando te sientas a verles jugar, sabes que van a ser dos horas bien empleadas. Y eso no pueden decirlo todos. Exhibiciones como la suya en el Camp Nou demuestran que yendo a por el partido no hay nada que perder, marcando lo que debería ser la liga. Cuando el Barça apretaba tras marcar el 2-3, fueron a marcar un cuarto antes que encerrarse. Esa valentía por hacer las cosas de la mejor manera posible es lo que perdura, y no los resultados. Sin necesidad de hablar de sus intenciones, tal y como hacen otros, ellos lo hacen. Ahí es donde sale su faceta más navideña: no hablan de lo bien que pueden actuar, sino que lo ejecutan con la mejor de las intenciones.

Que sí, que tienen detrás a un grupo muy poderoso que posee al Manchester City y no deberían tener acceso a algunos de los futbolistas que tienen, pero yo qué sé. Prefiero que, si al menos tienen todo eso, al menos sea para que salgan equipos con tanta nobleza como este Girona. Como con esa señora en Sol que no entendía el funcionamiento del alumbrado, han conseguido que se acercase gente a la que no le interesa el fútbol. No se me ocurre un éxito mayor que ese. O, bueno, sí. Hay otro más. Han conseguido ponernos a todos de acuerdo respecto a su nivel y a lo que despiertan en el aficionado. Tanto que, cuando salga la política en una cena navideña, ellos serán la salida fácil para evitar una conversación incómoda. El Girona de Míchel, una vez más, es la luz al final del túnel.

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