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✍️​ Opinión

El ‘Dieguenazo’: la España de Luis de la Fuente, como Cupido

La España de Luis de la Fuente ahora le gusta a todo el mundo. Ya sea luciéndose más (como sucedió ante Chipre) o menos (como pasó ante Georgia), ha abandonado el fútbol control que era santo y seña por un estilo más vertical. Los resultados en una fase final están por ver, pero es evidente que genera menos división que cuando llegó hace casi un año. Como Daniel Hernández, cantante del grupo Cupido, supo ir de un extremo a otro sin hacer ruido. Y ese mérito merece un ‘Dieguenazo’.

Los extremos, ¿casualidad o causalidad en la España de Luis de la Fuente?

🤝​ Pimp Flaco es a Cupido lo que Luis de la Fuente a la Selección

Hace ocho años me dio por escuchar trap español. Decía que lo hacía, irónicamente, porque unas letras tan absurdas no se podían tomar en serio, pero me gustaba de verdad. Entonces, crecí y refiné mi gusto musical. Tampoco mucho según los puretas, porque ahora me gustan Mora, Quevedo y Feid. Escuchando a este último, hubo algo que me heló la sangre. En su canción Privilegios, junto a Cupido, encontré una voz familiar. A ese grupo no lo había escuchado en mi vida, por lo que era rarísimo. El cantante era Daniel Hernández, más conocido como Pimp Flaco. Fue uno de los personajes más grandes del trap español allá por 2015. Ese tío había pasado de cantar «Por favor, dame amor, dame pollo con arroz« a estar en un grupo de pop indie. Venga ya.

Resulta que, después de sacar temas como Chemtrails con su hermano Kinder Malo, se cansó de lo que hacía. Se encontró con el grupo canario-madrileño Solo Astra, y formó Cupido. No les ha ido mal, porque además de esa colaboración con Feid, la rompieron con Lola Índigo en Autoestima. Todo esto me lo contó un buen amigo, porque al descubrir que Pimp Flaco se había pasado al indie necesitaba a alguien que confirmase que no estaba soñando. Me cayeron tantos años encima que incluso pensé en responderle con un «emosido engañado«. El shock marcó toda mi semana de parón de selecciones, por lo que tenía que buscarle la vuelta para meterlo aquí. Viendo a España encontré la solución: lo de Pimp Flaco no era distinto a lo de Luis de la Fuente.

El actual seleccionador llegó discutido, con la herencia de un juego que se había desgastado mucho durante el Mundial de Qatar. Él, como Pimp Flaco, estaba cansado. Si uno quería dejar el trap para abrazar algo que le llenase más musicalmente, Luis de la Fuente aspiraba a abandonar el control excesivo por un fútbol más directo. Cuando comenzaron esa transformación, poca gente confiaba en que saliera bien. A uno le pesaba la fama de trapero, y al otro el no tener el currículum que se espera de un seleccionador español. Si tenemos en cuenta a la actualidad de este final de 2023, es innegable que lo han conseguido. A base de trabajo en el día a día, lograron su objetivo.

Otra muestra del cambio es que yo, cuando escuchaba trap español (no) irónicamente, jamás me imaginé que relacionaría a Pimp Flaco con Luis de la Fuente. El tiempo es lo único que permite derribar lo que tenemos establecido, ya sea el juego de un equipo o la carrera musical de un barcelonés. Este final filosófico articulado con la Selección y un trapero tampoco lo viste venir, ¿verdad? Debe ser que esto también es un capricho del tiempo. O de la poca imaginación que me queda tras haber vuelto a escuchar aquella música. Eso ya se lo dejo al que haya gastado un rato libre para llegar hasta aquí.

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