El sábado fue mi cumpleaños. Y el domingo fue de resaca. Pocas sensaciones mejores que esa. El problema es que, para esta vez, sabía diferente. Acabo de cumplir 26 años, lo que indica que soy un adulto completamente funcional. Es decir, ya no tengo descuentos en el transporte público. Y, de paso, esta semana me encontré mi primera cana. Una puñalada duele menos. Por eso la irrupción de Nico Paz se me hace tan ilusionante como angustiosa. Ese joven talento ha firmado la mejor semana de su carrera mientras yo me sentía viejo. Además, a él le queda mucho para tener problemas con el abono transporte.
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🪙 Nico Paz y el divino tesoro de la juventud
Sé perfectamente que con 26 años sigo siendo joven. O, al menos, eso me repito a mí mismo para relajarme. No asumo un mundo en el que deje de serlo, porque siempre lo he sido. Quizá de ahí vienen mis problemas. Esto de mi cumpleaños me ha pegado con la misma fuerza que cuando se retiró Hazard. A él le vi debutar en el Lille y en sus últimos días en el Bernabéu, y no hay mayor muestra de envejecimiento que ver a los futbolistas retirarse. Entiendo que el siguiente paso es ver a los hijos de tus ídolos pisar el césped por primera vez, como si ese fuese el último clavo del ataúd de tu juventud. Para todos aquellos que admiraban a Pablo Paz, el debut de Nico Paz ha tenido que ser duro.
Lo peor de todo es que el hispanoargentino es tremendamente bueno. Hizo lo que todos soñamos hacer alguna vez a su edad: salir desde el banquillo y decidir un partido de Champions League. Es como si, sin pretenderlo, Nico Paz quisiera demostrar al mundo lo joven y capaz que es respecto al resto. De propina, para cerrar su semana fantástica, marcó con el Castilla. Ya sea con los mayores o con los de su edad, a él le da igual por lo superior que se siente. Quién fuera como él.
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A los 18 años, lo de quedarse sin abono transporte es algo que suena muy lejano. Para mí también fue así, aunque no había debut en el Bernabéu de por medio. La cosa es que, cuando cumples 20 y te acercas al final de tu vida estudiantil, parece que los 26 llegan al mes siguiente. Si parpadeas, te pierdes tu primera cana. Aunque, si lo miras con retrospectiva, casi que mejor perdérselo. Lo bueno de todo es que esto es cíclico. El tiempo bajará a Nico Paz de su altar. Ya le llegará el momento en el que los descuentos en el transporte público le dejen de lado. Según su potencial, tampoco se intuye que vaya a frecuentar mucho el metro, todo sea dicho. Pero le molestará igual, porque nadie se libra de este palo.
Mientras tanto, el talentosísimo jugador del Real Madrid tiene que aprovechar estos años. Ha llamado a la puerta del primer equipo y está dispuesto a subirse —por un precio reducido, obviamente— a ese tren de alta velocidad que es el Real Madrid. Debe tener cuidado, pues esa fama traicionera de la juventud pasa rápido y yo me veo en la obligación de decírselo. Por ejemplo, cuando cumplí los 18 que él tiene ahora, Denis Cheryshev saltó a escena por aquella famosa alineación indebida en Cádiz. Recordar este incidente me señaló lo rápido que va todo cuando cumples años, y yo, sin haber dado un palo al agua, se lo digo a Nico Paz con el mejor de los deseos: ojalá que cuando él cumpla 26 y le salga su primera cana pueda decirle al siguiente joven de la lista que aproveche su abono transporte mientras pueda.