«Tú y yo, fuera», le dijo un amenazante Vinícius a Stole Dimitrievski en los últimos compases del Real Madrid 0-0 Rayo Vallecano. Los que sois habituales en este espacio sabéis que soy alguien al que le gusta el pique en el fútbol y que no entiende cuando se exagera al respecto, pero esta de Vinícius es una más en el camino. Que ojo, estaría genial si mantuviese su nivel. La cosa es que cada vez es más frecuente ver como entra al juego del rival, no sabe salir y termina consumido por sus demonios. Si para el otro es parte del encuentro, para el brasileño lo es todo. Solo puedo dedicarle este ‘Dieguenazo’ para rogarle, con la mejor intención posible, que se pare a pensar un rato.
❌ Una vez más, Vinícius dejó el fútbol por la polémica
Visto que todos los temas en los que aparece el nombre de Vinícius están tremendamente polarizados por dos bandos que no quieren entender al otro, quiero aclarar algo. Me encanta el brasileño. Si bien no es mi tipo de extremo ideal, sería de estúpido no admitir sus virtudes. Y, como guinda del pastel, está esa personalidad tan picante que tanto suma al fútbol como espectáculo. El fútbol sería peor sin la manita de Piqué en un Clásico o sin Raúl mandando callar al Camp Nou. Hasta ahí, creo que todos estamos (o deberíamos estar) de acuerdo. Como subtexto, el racismo, claro. Y es que sí, queridos amigos, Vinícius lo sufre. Podrá tener sus aciertos y errores, pero está ahí. Con el contexto aclarado para evitar acusaciones absurdas que puedan obstaculizar mi exposición, vamos a ello: el personaje se ha comido al futbolista.
Ya son muchas las veces en las que los rivales entran en ese juego implícito a la personalidad de Vinícius y el brasileño explota. Dimitrievski es solamente el último de una lista que engorda jornada a jornada. No sé si es que solo quiere reírse del oponente sin esperar una respuesta o es que no sabe gestionar sus emociones. Considero al brasileño un tipo inteligente, así que no considero que el primer caso sea viable. Descartada la primera opción, solo nos queda la segunda.
Ni quiero meterme en su vida privada, ni lo haré, por lo que solo le puedo recomendar que busque ayuda. Todos hemos pasado episodios de frustración o ira por una situación; es lo más normal del mundo. El problema está cuando vienen tan de seguido y afectan tanto a lo que uno hace como al brasileño, porque ‘Vini’ deja de ser él cuando la rabia se apodera de su ser y su único objetivo es descargar un torrente de rabia contra su oponente.
No he sido profesional ni he estado en un vestuario, pero sé que detrás de estas reacciones desmedidas hay algo más. Muestran que la persona tiene algo que le perturba y le impide regularse, dando rienda suelta a su peor cara. Sin querer exculparle por estos comportamientos, necesita atajar este problema cuanto antes. Y ya no hablo ni por el Real Madrid y lo que afecta a su temporada, sino en lo que concierne a su persona. En cuanto encuentre el equilibrio en esas pequeñas cosas, todo irá mejor. Será como si encajase todo por arte de magia, estoy seguro. Al final, es un chico joven, con una mochila cargada de emociones, con el que hay que empatizar. Esa frustración cuando todos le miran y no le salen las cosas debería ser común. Es parte del deporte que no siempre vengan bien dadas. Por ello, le toca pararse, respirar y pensar sobre cómo trabajar esos brotes. Así, volveremos a ver a aquel Vinícius que se metía en los piques y jugaba con ello sin verse absorbido. Esperemos que sea rápido, porque si no, la liga se vuelve mucho más aburrida (si cabe).