Montjuic Dieguenazo
✍️​ Opinión

El ‘Dieguenazo’: el Barça no se merece lo de Montjuic

No os puedo engañar. La columna de esta semana iba a ser una carta abierta y poco constructiva sobre el nivel del arbitraje inglés. Ni perdono ni olvido la expulsión de Alexis Mac Allister en su primer partido en Anfield. Pese a ello, a última hora ha pasado algo que me ha llevado a replantearme el tema. Y, claro, viendo el nivel de los colegiados en Inglaterra, sé que esa carta abierta no estará demasiado tiempo en la nevera. Alguna liarán y entonces podré servirme de sus meteduras de pata como percha más pronto que tarde. La cosa es que no puedo pasar por alto lo que sucede con el Barça, una parte de su afición y Montjuic. Ver a un club tan grande abandonado por muchos de los suyos, solamente por subir una montaña a quince minutos del centro, es… ridículo.

Tanto que merece protagonizar un Dieguenazo.

🏔️ ¿Es la montaña de Montjuic o el K2?

La zona de Montjuic me parece increíble, siendo de largo mi favorita de Barcelona. Por ello, cuando me enteré de que el Barça iba a remodelar el Camp Nou e iba a subir a esa zona, no podía imaginarme lo que iba a pasar. Sin estar pegada la montaña al Camp Nou, tampoco es que esté lejos, y el estadio necesitaba un tiempo de clausura para evitar un final peor. Montjuic era (y es) la solución idónea. Pese a ello, debe ser que, para los barceloneses, subir allí es el equivalente catalán al K2. De 83.500 abonados, apenas 17.000 han solicitado mantener su abono en Montjuic. El Getafe, ese equipo recurrente a la hora de hacer chistes sobre su afición, tiene en torno a 12.000. ¿Acaso hay una zona de Montjuic a la que solo se puede acceder con piolet? ¿Los jugadores suben haciendo escalada y resta interés en el aficionado? ¿O es que esos tantos abonados de diferencia están absurdamente acomodados?

Puede ser que la indignación venga porque el conflicto me pilla muy lejos, pero es evidente que algo se me escapa. Ahora resulta que ser abonado de un club no consiste en seguir a tu equipo, ver sus partidos y apoyarlo durante los mismos, sino que consiste en valorar la pericia del ser humano a la hora de construir estadios. Seguramente el raro sea yo, que me hago una foto en el estadio y presto atención al partido.

Sea como fuere, imágenes como la del Barça 2-0 Cádiz son indignantes. Parecía que se había vuelto a esos partidos con reducción de aforo durante el COVID-19, como si no hubiese pasado el tiempo. Si bien la asistencia no estuvo mal (hubo un 80% de ocupación en un recinto con capacidad para casi 50.000 personas), las calvas de las gradas eran evidentes. Por mucho que hayan hecho el club y el ayuntamiento, la imagen es desoladora. Da igual facilitar la movilidad si se pone una excusa tan pobre como la localización. Porque, una vez más, hablamos de una zona icónica que está dentro de la ciudad, no en el extrarradio.

Montjuic Barcelona

Así lucía Montjuic al inicio del Barcelona 2-0 Cádiz.

Ojo, que estoy de acuerdo en que pueda haber quejas. Vamos, derecho tienen de hacerlo los valientes que cogieron la bombona de oxígeno y los mosquetones para subir al K2 de Montjuic para ver a su equipo. Montjuic no entra en el molde de campo de fútbol modesto: tiene pista de atletismo y hay zonas de baja visibilidad, por lo que hay asientos que salen a la venta por estas razones, así como que la acústica no es la mejor.

Aun así, este es el primer partido oficial que se juega en la nueva casa del Barça. Van a estar allí más tiempo del que les gustaría, por lo que habrá tiempo para mejorar. Era algo que iba a pasar antes o después; un momento incómodo por el que pasa todo club. La travesía por el desierto está ahí y se hace muy difícil si no hay unión con la grada para superar el mal trago. El Barça no estará en el Camp Nou, pero sigue jugando al fútbol. Necesita a su público, ese que le ha dado la espalda por no subir la montaña. Me da la impresión de que si hubiesen jugado en Cornellà-El Prat no hubiese habido tanto revuelo. Poco más se puede decir al respecto. Bueno, sí: honor para los que fueron a ver a su equipo.

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