Hay días y hasta semanas en que más valdría no levantarse de la cama. Javier Tebas, presidente de LaLiga, está pasando por una de esas temporadas.
Primero, El Español publica que el Director Audiovisual de LaLiga, Melcior Soler, facturó 500.000 euros en su empresa de derechos de TV a pesar de que el Código Ético de la entidad se lo impide.
Después, se enzarza en Twitter con el portavoz de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y deja sin contestar varias preguntas que este le hace sobre el “compliance” de LaLiga… justo cuando esta celebra una Jornada sobre el particular.
Es más, como ese resbaladizo canal digital se presta a la incontinencia verbal, Tebas hace en medio de ese intercambio un comentario contra Luis Rubiales que le va a valer muy probablemente una querella por calumnias.
Poco después, el diario La Vanguardia publica en portada que “Tebas aportó a la Fiscalía una prueba falsa contra el Barça” en relación con el “caso Enríquez Negreira”
Inmediatamente, el Barça le acusa de querer “dinamitar” al club una vez más y pide públicamente su dimisión como Presidente de la asociación de clubes.
Y ahora… ha dejado de ser miembro del Comité Ejecutivo de la UEFA, tras la reunión que este ha celebrado en el día de hoy en Lisboa.
Es verdad que vencía su mandato, pero ni se ha dignado en desplazarse a la capital lusa. Nada que deba sorprender. De clase y saber estar parece no ir sobrado.
También lo es que, hace unos días, Tebas decidió sacar a LaLiga de la Asociación de Ligas Europeas, acusando a esta de ser una “rémora y una “pérdida de tiempo”, en un gesto que recordaba un poco a lo de la zorra y las uvas.
Sin embargo, parece cuanto menos complicado, si es que no impensable, que Tebas pueda convencer a nadie de que pertenecer o no al Comité Ejecutivo de la máxima organización del fútbol continental es cosa baladí.
Y, en teoría, a quien más le debería costar convencer de semejante contradiós es a los clubes de su propia organización que juegan competiciones europeas y que saben cómo se las gasta la UEFA en materia de desplantes.
Es difícil pensar que no estar en ese Comité Ejecutivo suponga un factor positivo para la capacidad de influencia de los equipos españoles en Europa. Vaya, que es más fácil pensar lo contrario…