El trade deadline es una de las fechas más emocionantes para los aficionados de la NBA. Una época en la que las franquicias realizan cambios en sus plantillas y añaden estrellas del baloncesto que posteriormente son veneradas por los seguidores de sus nuevos equipos. Sin embargo, la fecha límite para realizar traspasos tiene una terrible cara oculta. Los jugadores con contratos mínimos son enviados a otros conjuntos simplemente para cuadrar económicamente las operaciones de cada traspaso. Tony Snell es uno de los ejemplos más duros de esta situación.
Personas tratadas como meras monedas de cambio, ya que los valores de sus contratos pueden sustituirse en cualquier momento. Sus salarios equilibran la ecuación de manera que su vida queda desarraigada y su carrera puede quedar atrás. Una dura situación en la que nadie repara mientras su jugador favorito vista la camiseta de su equipo. Snell milita actualmente en la G-League y su carrera se truncó al ser incluido en un traspaso que, durante el trade deadline de 2022, le envió a New Orleans Pelicans. Ahora lucha por un contrato NBA que le permita acceder al seguro médico premium de la pensión de jubilación de la mejor liga del planeta.
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💸 El traspaso de C.J. McCollum
En febrero de 2022, durante las últimas horas del trade deadline, Portland Trail Blazers y New Orleans Pelicans entraron en conversaciones para que C.J. McCollum, base estrella de los de Oregon, acabara en Luisiana. El traspaso se realizó y para cuadrar la operación Portland se vio obligado a incluir el contrato de Tony Snell. El californiano había tenido un rol de rotación más o menos importante en los Blazers con 14,4 minutos por partido utilizado como triplista y defensor de aleros altos.
Tony Snell había liderado en la universidad de Nuevo México en la que jugó durante tres campañas y posteriormente fue elegido con el pick 20 en la primera ronda del draft de 2013 por Chicago Bulls. Y más allá de ser recordado por su mítico meme —no sumó una sola estadística en 28 minutos de juego en un partido con Milwaukee Bucks— fue un jugador con algo de relevancia. Snell afrontaba en ese momento su novena temporada en la NBA en la que pasó por Chicago Bulls, Milwaukee Bucks, Detroit Pistons, Atlanta Hawks y Portland Trail Blazers.
Un jugador respetado como suplente dentro de la estructura de la liga y un 3&D —especialista en el triple y la defensa— de calidad. Con los Pelicans solo jugó 15 partidos en los que lanzó con un espectacular 39,6% desde el triple, pero con la llegada de los playoff desapareció de la rotación. Se le terminó el contrato y fue agente libre sin restricciones durante el verano de 2022. Ni Willie Green, su entrenador en los Pelicans, ni nadie en la NBA le volvió a llamar. Tony Snell se esfumó, se olvidaron de él.
👨👩👦 Tony Snell y sus hijos diagnosticados con autismo
El traspaso de C.J. McCollum truncó su carrera en la NBA, pero el mundo de Tony Snell iba a dar un vuelco todavía mayor. Estuvo varios meses sin equipo hasta que los Maine Celtics, conjunto de la G-League afiliado a Boston Celtics, le firmaron un contrato el 27 de enero de 2023. Snell, de 32 años, juega su segunda campaña con los Celtics de Maine y está rodeado de jugadores muy jóvenes cuyo sueño es llegar a la NBA y a los que les vale un simple contrato de 10 días. Su situación es muy diferente.
Snell, que es todo un veterano y aconseja a los jóvenes de Maine, espera firmar un contrato con una franquicia hasta final de temporada para alcanzar las 10 campañas en la NBA. En caso de completar su décimo curso en la liga, Tony sería elegible para el plan médico premium que el sindicato de jugadores ofrece dentro de la pensión de jubilación. De ese modo sus hijos Karter, de 3 años, y Kenzo, de 2, quienes fueron diagnosticados con trastorno del espectro autista podrían acceder a dicho seguro para toda su vida.
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Karter, el mayor de sus hijos, solo podía decir una palabra cuando ya tenía año y medio: papá. Snell no le dio importancia, debido a que él recordaba que no habló hasta los 4 o 5 años. Se mantuvo reservado incluso después de que todas esas repeticiones perfeccionaron un tiro digno de la NBA. Snell incluso conoció a su esposa, Ashley, en una barbacoa organizada por su compañero de equipo de los Chicago Bulls, Jimmy Butler, porque estaba sentado solo.
«La llamo cariñosamente como ‘Dora’ porque tiene mente de exploradora», comentó Snell durante una entrevista. Y es que Ashley se interesó en él porque no podía entender como una estrella NBA podía sentarse solo y apartado en una barbacoa de compañeros de equipo. La niñera de Karter les sugirió a la pareja que llevasen al pequeño a hacerse pruebas. Cuando el especialista les confirmó que Karter tenía autismo la mente de Tony Snell se activó y decidió hacerse también las mismas pruebas, puesto que estaba seguro de que él también estaba en el espectro.
Tony Snell junto a su mujer, Ashley, y sus hijos, Karter y Kenzo.
Snell se sintió aliviado con el diagnóstico: «Para mí fue todo un alivio que me diagnosticaran con autismo, siempre me sentí diferente al resto. No sabía relacionarme con nadie. Me gustaba mucho el baloncesto y se me daba bien, es la única razón por la que tuve amigos«. Desde ese momento, Snell, que es todo un veterano y ayuda a sus compañeros de Maine a mejorar, instauró un campamento de verano para que el baloncesto ayude a muchos niños diagnosticados con autismo.
🏥 Sistema de pensiones NBA: una jubilación asegurada
La NBA, o mejor dicho, la asociación de jugadores de la mejor liga del mundo obligó a la liga a tener un sistema de pensiones que garantiza un sueldo de por vida por los servicios prestados. Los beneficiarios de esta pensión perciben unas cantidades anuales que oscilan entre los 60.000 dólares y los más de 200.000 dólares, y las puede percibir alguien que haya estado más de una década en la competición.
Esta medida se instauró en 1965 y en 2016 se calcula que la NBA tuvo que pagar unos 20 millones de dólares repartidos entre unos 520 jugadores. Por si fuera poco, en 2022 la NBA anunció que destinaría un fondo de más de 25 millones para cubrir las pensiones de los jugadores que sirvieron a la liga antes de 1965. En total, cubrirá los pagos de 115 jugadores que jugaron 3 o más temporadas y que ahora recibirán, aproximadamente, unos 4.000 dólares por temporada jugada.
Tony Snell necesita firmar como sea ese contrato y jugar, al menos un último año en la NBA: «Por supuesto que quiero volver y jugar, pero ahora tengo un propósito más importante. Es algo que realmente necesito. No solo para mí, sino también para mi esposa y mis hijos. Ya no se trata solo de mí; se trata del futuro de mis hijos».
Y no es por falta de dinero, ya que pese a ser un jugador de contratos mínimos ganó unas cantidades superiores a los 50 millones durante sus nueve años en la competición. Su deseo es acceder al seguro médico premium que cubra las necesidades futuras de su familia, especialmente las de sus hijos. El sistema sanitario de Estados Unidos deja mucho que desear y es muy caro, mucho más cuando se trata de enfermedades raras como el trastorno del espectro autista que sufren los pequeños Karter y Kenzo, así como el propio Snell.
