⚽ Fútbol internacional

Las mayores gestas en la historia del Mundial de Clubes

Tras la extinción de la Copa Intercontinental, el Mundial de Clubes comenzó en el año 2000, con la participación de todos los campeones continentales. Han sido 19 ediciones disputadas, con un total de once vencedores diferentes, entre los que solo han repetido Real Madrid (5), Barcelona (3), Corinthians (2) y Bayern (2). Los únicos no europeos en tocar metal se encuentran en Brasil, se puede decir que la diversidad de ganadores de distintos países no está a la orden del día. Pero, por el camino, sí hay varias historias y gestas reseñables en cada confederación.

Mundial de Clubes

Gaku Shibasaki se reveló en la final del Mundial de Clubes de 2016 y su gran actuación le llevó a fichar por el Tenerife unos meses después.

🌍 Mazembe y Raja Casablanca, top africano

Los congoleños y los marroquíes son los máximos exponentes del fútbol africano. Los primeros, TP Mazembe, estuvieron cerca de dar una de las mayores campanadas que se recuerdan, en 2010, cuando disputaron la final contra el Inter de Rafa Benítez, que acababa de dejar Mourinho como campeón de Europa. Lo ganó el equipo italiano, aunque para Mazembe, el simple hecho de ser el primer outsider no europeo o sudamericano en colarse en una última instancia, ya fue un título implícito. No hace falta más que ver la icónica celebración de Muteba Kidiaba, su portero, tras el 1-0 en semifinales contra el Internacional de Porto Alegre.

 

Raja Casablanca, por su parte, alcanzó la final en 2013, año en el que hubo dos representantes africanos: el Al-Ahly egipcio como campeón de la Liga de Campeones CAF y los marroquíes, en condición de vencedores de la liga del país anfitrión. Pero Raja no estaba de vacaciones, ni nada por el estilo. Eso de «como su estuvieras en tu casa» no se lo dijo ni al Auckland City neozelandés, ni a Monterrey de México, ni al Atlético Mineiro brasileño, sus tres víctimas hasta plantarse en la final. Allí acabó el sueño, cuando el Bayern de Guardiola impuso su ley (2-0).

🇯🇵 Kashima Antlers acarició el cielo

Para el recuerdo queda también la final de 2016, en la que el Kashima Antlers, comandado por un Gaku Shibasaki que marcó dos goles ese día, puso contra las cuerdas al Real Madrid en la final. Una edición marcada por la reciente tragedia del Chapecoense, a la que el Atlético Nacional colombiano se presentó psicológicamente tocado por el accidente aéreo de su rival en la previa de la última instancia de la Copa Sudamericana y los japoneses dieron su primera sorpresa en semifinales, frente al campeón de Sudamérica.

En el partido decisivo por el título, Cristiano Ronaldo forzó la prórroga de penalti a falta de media hora y, una vez ahí, los de la capital de España vencieron, no sin sufrir, por 4-2. Tampoco se dio la campanada, aunque es la que más cerca estuvo de suceder en un frío domingo de invierno en el que los nipones parecían sacados de un dibujo animado.

🇦🇪 Al-Ain, mal anfitrión para sus huéspedes

En 2018, el inesperado subcampeón fue el Al-Ain de Emiratos Árabes Unidos, la otra final a la que llegó un cuadro asiático. También con el Real Madrid como bestia negra, aunque esta vez de forma más cómoda que en 2016. Los de Solari, por aquel entonces en un momento complicado tras la destitución de Benítez, utilizaron el Mundial de Clubes como bálsamo y vapulearon a conjunto del Golfo Pérsico por un contundente 4-1.

Por el camino, la gesta llegó al ganar al River Plate campeón de Copa Libertadores con Marcelo Gallardo, tras culminar la remontada en la tanda de penaltis. De poco le sirvió ese día el doblete a Rafael Santos Borré, el delantero de moda de Sudamérica por aquel entonces, que no cuajó en el Atlético de Madrid y Villarreal cuando emigró al fútbol español unos años antes.

🇲🇽 De Necaxa a Tigres, viva México

El techo de CONCACAF lo marca Tigres, equipo mexicano que superó a Ulsan Hyundai en cuartos y, contra todo pronóstico, a Palmeiras en semifinales (1-0), con gol de André-Pierre Gignac. En la instancia final, el Bayern de Hans Dieter Flick no dio su brazo a torcer (1-0), pero la historia ya estaba escrita antes para los pupilos de Ricardo ‘El Tuca’ Ferretti.

Aunque, realmente, destronó al Club Necaxa como el equipo con mejor resultado en Centro-Norteamérica. Queda lejos ya la hazaña de matagigantes del Necaxa, en el año 2000, cuando el camino hasta las rondas finales era bastante más arduo y, en su caso, digno de elogio: a principios de siglo, la competición comenzaba con una fase de dos grupos, compuestos por cuatro equipos, en el que solo pasaba uno a la final.

 

Necaxa fue segundo, pero lo hizo por delante del Manchester United campeón de Europa en ese momento. Pese a no alcanzar el último partido, sí disputó el de tercer y cuarto puesto, en el que, no contento con superar a los de Old Trafford, ganó en penaltis al otro equipo del Viejo Continente, al Real Madrid que acudió como invitado por ser el último vencedor de la Copa Intercontinental.

🇳🇿 Auckland City casi obra el milagro

La confederación oceánica es la única que aún no ha disputado una final. En su caso, es más que comprensible porque, en la OFC, a la dificultad añadida de ser clubes semiprofesionales, se añade que, para alcanzar la última ronda, deben superar a tres rivales. Y Auckland City, que repetitió estancia en 2023, estuvo cerca de conseguirlo en 2014.

Ese año venció al Moghreb Tetouan marroquí en la tanda de penaltis de octavos y al Setif argelino (0-1) en cuartos, para llegar a unas ansiadas semifinales en las que San Lorenzo de Almagro necesitó una prórroga para superar a los neozelandeses. Partido con acento español, ya que Ángel Berlanga marcó el 1-1 que forzaba el tiempo extra y porque el entrenador del vigente campeón de Oceanía era Ramón Tribulietx.

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