Mané - Senegal
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Sadio Mané: maldición, ascenso al olimpo y ostracismo con Senegal

Cuando Sadio Mané llegó a la selección absoluta de Senegal, esta nunca había ganado una Copa Africana de Naciones (CAN), solo había jugado una final continental y apenas había participado en la fase final de una Copa del Mundo. Años después, ‘Los Leones de Teranga’ se han convertido en el rival a batir de África, con una prometedora generación que está llamada a mantenerles durante años entre las más temibles de la CAF.

Puede parecer sencillo, pero para llegar ahí, han tenido que superar varios traumas del pasado. Especialmente, Sadio Mané, la estrella contemporánea del país y, probablemente, también ya el futbolista más importante de su historia. El ídolo del Liverpool de Jürgen Klopp mantiene una relación de amor-odio con las tandas de penaltis, detalles que le han hecho tocar el cielo o planchar la lona con Senegal.

😏 Sadio Mané heredó la maldición de Senegal

El mayor logro de Senegal previo a Sadio Mané data en 2002, año en el que la selección debutó en una fase final del Mundial, superó la fase de grupos y alcanzó los cuartos tras vencer a la Suecia de Henrik Larsson en la ronda anterior. En la antepenúltima instancia cayó a manos de una Turquía en la que ya asomaba un joven Nihat Kahveci, con el último gol de oro en la historia de los Mundiales. Forma bastante cruel de despedirse, por mucho que fuese a perdurar como revelación y referente en África durante años.

Aliou Cissé

Aliou Cissé, seleccionador de Senegal desde 2015, falló el penalti decisivo en la eliminación de cuartos de final del Mundial de 2002.

Para más inri, era una selección que, cinco meses antes, había logrado el otro gran hito continental, al clasificarse por primera vez para la final de la Copa Africana de Naciones. Una de la que también se marchó con sabor agridulce, porque si bien era su mejor resultado en la competición más prestigiosa de África, aquello terminó de otra manera muy traumática para el pueblo senegalés. Y, más aún, para Aliou Cissé, actual seleccionador y uno de los líderes de esa Senegal dirigida por Bruno Metsu, al fallar el último penalti en la tanda de la final de 2002, que coronó a Camerún como campeona.

El fútbol es tan bonito porque antes o después, da revancha. Y Senegal la encontró quince años después, ya con Sadio Mané llevando la voz cantante de su nación, una a la que le tiene un apego tremendo. No hay más que ver sus innumerables obras sociales allí. Pero eso de que el karma siempre te devuelve lo que das, en su caso, se hizo de rogar. Senegal volvía a pelear en 2017 por su primer metal, sueño que terminaría en cuartos de final, tras otra fatídica tanda de penaltis frente a Camerún, a la postre campeona de esa edición. La historia se repetía. Y esta vez, bajo la tutela de Aliou Cissé como seleccionador, le tocaba a Mané ser el villano que marró el último penalti de la tanda, el único que no acabaría en gol, de hecho. Sadio acabó hundido ese día, los héroes también se rompen a veces.

 

Lo que diferencia a un ganador como Sadio Mané de un gran futbolista es su capacidad de superación. La leyenda red se recompuso y el destino le brindó varias oportunidades más de reivindicarse como lo que era, el gran líder de su selección y uno de los cabecillas de un Liverpool que, en 2018, perdería una final de Champions pese a su gol, el día que tuvo que asumir más galones si cabe por la tempranera lesión de Mohamed Salah, amigo, compañero y rival africano, en este orden. Su partido tampoco sirvió para colgarse el oro europeo días antes de que llegase otra revancha, en el Mundial de Rusia disputado en 2018.

Senegal volvía, por segunda vez, a una fase final que terminaría en tragedia. Bueno, realmente estar allí ya era un premio. Y compitieron bien. Pero se marcharon eliminados en fase de grupos de la forma más surrealista posible; con números calcados a los de Japón, solo que con más tarjetas recibidas, lo que clasificó al cuadro nipón para octavos de acuerdo al último criterio de desempate. Ver para creer. En Senegal ya había una enorme frustración, se hablaba hasta de maldición, algo muy propio de selecciones africanas.

Así llegó Senegal a la CAN de 2019, en la que ya no era solo candidata, sino una de las grandes favoritas, como Argelia. Y en la final entre ambas, una de las más igualadas que se recuerdan, los norteafricanos se llevarían el gato al agua con el tempranero y solitario gol de Baghdad Bounedjah, pese a Mané terminó como segundo máximo goleador del certamen. Nada que pudiera saciar el hambre de un líder descomunal, en todos los sentidos, al que le acompañaba la vitola de perdedor.

🇸🇳 Su prime coincidió con el de Senegal

La redención tardó en llegar, pero cuando Sadio Mané se aficionó a ganar, nadie le pudo levantar de su trono. Su relato comenzó a cambiar en Merseyside, al levantar la Champions League de 2019 un año después de caer ante el Real Madrid y al conquistar en la ansiada Premier League 2019/2020. La historia de Senegal se transformaría por completo en 2022, año en el que con la unánime opinión de que tenía la mejor plantilla de su historia, llegaba encima a la Copa Africana de Naciones como favorita. Más presión. Por mucho palmarés que le faltase y que acumulase media docena de tiros dados en el pie. Parecía un ahora o nunca. Y a la enésima fue a la vencida.

Sadio Mané.

Sadio Mané.

Con un Sadio Mané superlativo, elegido MVP del torneo, Senegal se quitaba todas las espinas de golpe, porque además ganó el título al imponerse a Egipto en la tanda de penaltis de la final. Y eso que el mito senegalés se reencontraría una vez más con los fantasmas del pasado y fallaría un penalti en el tiempo reglamentario que pudo evitar el tiempo extra. Pero, lejos de hundirse, el de Bambali asumió la responsabilidad, por mucho que estuviera tocado físicamente. La gloria tenía otra oportunidad guardada para él. Adivinen quién lanzó el definitivo. Sí, fue el ’10’, el que con mayor o menor grado de acierto, nunca se escondió.

Casualidades de la vida, mes y medio después, la selección de Mané y la de Salah se reencontrarían con un boleto en juego para el Mundial de Catar, el último que podrían disputar ambos en plenitud. Y la balanza, tras más de 230 minutos de eliminatoria cerrada (1-1), prórroga incluida, volvía a dirimirse en la fatídica tanda. Otra en la que Sadio ajusticiaría a su fiel amigo de Liverpool, al transformar el quinto penalti, después de que ‘Mo’ fallase el primero. Pequeños grandes detalles que cambian la historia del fútbol.

🌒 Una carrera que se apaga

Sadio Mané tocó el cielo, fue galardonado en numerosas ocasiones como el mejor jugador africano del año en 2019 y 2022, y hasta quedó segundo en el Balón de Oro del propio 2022. Se convirtió en un icono, en el jugador más importante del Liverpool que volvió a volar alto en la 2021/2022. Sin embargo, la gloria le hizo efecto boomerang y el Real Madrid volvería a aparecer para negarle la Orejona a los de Anfield, con una exhibición angelical de Thibaut Courtois que le sacó varias ocasiones claras a Mané, Salah y compañía. Ese fue su último partido como jugador red, únicamente por un tema de desgaste, no de nivel ni de encaje. De hecho, Klopp le reconvirtió de extremo a ‘9’.

La incomprensible caída de Sadio Mané: de la élite a Arabia Saudí en menos de un año

Tras aquel suceso, todo iba a cambiar para Mané, que a pesar de haber clasificado a Senegal para el Mundial de 2022, se perdería la gran cita por una lesión días antes del comienzo. En el Bayern, al que llegó con la vitola de sucesor de Robert Lewandowski, tampoco pudo mostrar su talento y acabó apartado del grupo tras un encontronazo con Leroy Sané, en el que el senegalés llegó a agredir a su compañero en un entrenamiento. Sin pena ni gloria salió de Baviera rumbo a Arabia Saudí, para fichar por el Al-Nassr de Cristiano Ronaldo.

Lejos del primer nivel europeo, Sadio Mané tenía marcada en rojo esta Copa Africana de 2024, quién sabe si la última de su carrera. Llegados a este punto en el ámbito de clubes, la selección lo es todo para él. Y Senegal acaba de consumar otra eliminación de las de antes, con un Mané testimonial. Frente a Costa de Marfil, la anfitriona que llegaba en llamas por su ridícula fase de grupos, en la que avanzó de milagro a los octavos de final. El choque comenzó a pedir de boca para ‘Los Leones de Teranga’, con un gol nada más comenzar que no hacía presagiar lo que iba a suceder dos horas después. Sí, Senegal caía de nuevo en una tanda de penaltis, por mucho que su capitán marcase el quinto nuevamente. «Hoy ganó el partido el que fue mejor», dijo Sadio al término del mismo. La rueda vuelve a girar en Senegal, pero ya nada será igual.

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