✍️​ Opinión

El ‘déjà vu’ de Paula Badosa

Hace casi una década, en una entrevista que realicé a Paula Badosa para otro medio de comunicación, la tenista fue tajante después de que le cuestionara sobre sus dudas acerca de a qué país defendería en el futuro: “Nunca he pensado en representar a Estados Unidos. Nací allí, pero yo me siento española y siempre he representado a España”. Una muestra de amor a una nación que ahora debe devolverle el gesto, en forma de fe, a una figura sobre la que recae una responsabilidad enorme. Otra vez.

Paula Badosa, la única esperanza

Garbiñe Muguruza, su fiel escudera —y rival, en más de una ocasión— está en paradero desconocido. No se ha retirado, pero si posterga más su regreso —no compite desde hace un año—, quizá su retorno a la élite resulte más complejo de lo que imagina. La nacida en Caracas, por cierto, no tuvo nunca tan claro en su día qué bandera defender. “Ahí está la pregunta del millón. Sinceramente, no lo sé”, me espetó en una ocasión.

El desplome mediático de Garbiñe tras un año en el ostracismo

No podemos, en cambio, reprocharle nada. Escogió finalmente a España, territorio que gracias a ella ha vuelto mirar al tenis femenino. Llevó nuestro himno a París y Londres —algo inédito desde el adiós de Arantxa y Conchita— y hasta puede presumir de ser maestra. De cualquier forma, reacia a competir avanzada la treintena, afronta la recta final de su carrera. Y Paula Badosa sabe que los éxitos de ese país al que eligió abanderar dependen, en gran medida, de lo que haga ella sobre la pista.

Porque por la relación entre edad y ranking, un baremo que no siempre anticipa la realidad, solo Jessica Bouzas (21 años, puesto 164), Ana Mintegi (20, 564) o Charo Esquiva (15, 970) asoman como un posible relevo. Eva Guerrero y Paula Arias, una ilusión hace un lustro, han explorado de una u otra forma lo complejo que es llegar arriba, pese a que persisten en la lucha por vivir de este deporte.

Una responsabilidad que ya conoce

Un trayecto complicado que también exploró Paula Badosa. O más bien sufrió. Porque su historia es de sobra conocida. La ‘nueva Sharapova’, como la apodaron en su día, sintió que debía ser número uno del mundo solo por ganar Roland Garros Junior y presentar un enorme potencial. Entonces, entre lesiones y derrotas, desapareció del mapa para los menos fanáticos, que dejaron de escuchar su nombre. Le dieron la espalda. Otros siguieron sus pasos con esperanza. No solo aficionados, también marcas: Nike le arrebató el patrocinio a Adidas y hoy, más de un lustro después, todavía celebra el movimiento.

Porque Paula Badosa, tras recibir la ayuda necesaria, levantó el vuelo y llevó su mejor tenis a cada rincón del mundo hasta posicionarse en el segundo escalón del ranking. Se evadió de la presión y disfrutó. Pero tras ese 2021 mágico ha entrado en una espiral donde el físico le ha jugado una mala pasada. Cada intentona por retomar su nivel ha sido un porrazo en forma de lesión.

Paula Badosa

Tras ocho meses sin competir afrontaba —y todavía lo hace— el 2024 con más ganas que nunca. Sin embargo, en la primera ronda de Adelaida, otra vez se alinearon los astros para alejarla del triunfo. Pera, tocada por una varita, remontó el envite. La española afronta el Abierto de Australia cerca de salir del top 100. Debutará frente Townsend el lunes con la presión de ser la única esperanza real de España en el cuadro femenino.

Un déjà vu de lo que Paula Badosa vivió hace una década, con un matiz que lo cambia todo: la experiencia. «Cuando pierdas, sonríe y sigue entrenando. Cuando ganes, sonríe y sigue entrenando. Cuando te critiquen, sonríe y sigue entrenando. Cuando te alaben, sonríe y sigue entrenando. Sonríe, aprecia y agradece siempre todo lo que ya tienes… sigue entrenando… y el camino aparecerá». Con este mensaje, escrito en sus redes sociales, Paula Badosa ha restado importancia al revés sufrido en Melbourne. Al contrario que hace 10 años, ya sabe cuál es el camino a seguir.

Paula Badosa, ‘Sharapova’ a su forma

Porque el tiempo ha sido un proceso de aprendizaje para Paula Badosa, que ha asumido de buena gana ser también un icono fuera de la pista. No, no al nivel de María Sharapova, cuya figura será difícilmente reemplazable en la WTA, sino al suyo propio. La española, con un millón de seguidores en Instagram, ha superado a su compatriota Garbiñe Muguruza. En ingresos fuera de la pista, a falta de conocer los datos de 2023, el sorpaso también es evidente gracias a sus acuerdos con firmas como Nike o Wilson, que le garantizan más de 4,5 millones anuales.

El rostro ‘influencer’ de Paula Badosa

A parte de sus socios habituales, la catalana, a través de sus redes, promociona otras marcas como Kerastase —la firma de cosmética que pertenece a L’Oreal— o Drink Accelerator, una bebida energética que está asociada a grandes deportistas.

Por si fuera poco, Paula Badosa fue escogida por Netflix para protagonizar uno de los capítulos de la última temporada de ‘Break Point’. Y claro, su noviazgo con Stefanos Tsitsipas ha provocado que su figura genere aún más interés. Pero todo, a raíz de sus buenos resultados. Paula Badosa se ha ganado en la pista que todos sigan sus pasos fuera de ella.

En el último año ha dado un paso de gigante a nivel mediático, con aparición en programas como La Resistencia u ocupando la portada de revistas de moda. A Paula Badosa ya no le importa ser el foco de atención. Lo asume. Por eso, esa responsabilidad, esa presión, ese El déjà vu de Paula Badosa, no debería impedirla seguir su sueño de ganar algún día un Grand Slam.

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