El Union Berlin es especial. Y si no que se lo digan a Alberto Doblaré, un español que se marchó a trabajar a Alemania hace años, quedó fascinado con el club y ahora ejerce como community manager del Twitter oficial en español. “Yo empecé esto como un hobby. Había poco contenido del Union y, al volver a España, pensé que sería una buena manera de mantenerme unido a la ciudad y dar a conocer al equipo. Así que creé la cuenta, profundicé en su historia y después de varios años haciéndolo de manera desinteresada, planteé al club la opción de que tuvieran comunicación en castellano”, comenta a Legal Sport. Nos adentramos en las curiosidades de este carismático plantel de la mano de Alberto.
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😮 Champions insospechada para el Union Berlin
Hablar del equipo puntero de la capital de Alemania hasta hace muy poco no era sinónimo de hacerlo del Union Berlin. Un club humilde que hasta 2019 no experimentó lo que era jugar en la Bundesliga, y que, paradójicamente, mostró en aquel momento una icónica pancarta en sus gradas en la que maldecían sobre la posibilidad de ascender, por miedo a perder los valores y la esencia del club, comenta Alberto. «Cuatro años después, estos se mantienen en su mayoría y están a punto de debutar en la Champions League, en todo un escenario como el Santiago Bernabéu», recalca el Community manager. Crecimiento progresivo, después de dos cursos clasificándose para la Conference y la Europa League, respectivamente.
Pese a ello, su papel en la pasada Bundesliga rozó lo surrealista. “Cada vez que empieza una temporada, los aficionados empiezan a hacer la cuenta atrás hasta los 40 puntos, que suelen dar la permanencia. La situación fue absurda, porque el equipo iba líder en la jornada 10 y muchos aficionados aún calculaban los puntos que faltaban para la salvación”, apunta Alberto. Una buena prueba de que se caracterizan por tener los pies en el suelo: “para ellos la Champions es un sueño, presión ninguna. Obviamente lo darán todo en los partidos, pero aquí lo importante es disfrutar”.
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👪 Un club familiar
Alberto sitúa otra de las claves del éxito del Union Berlin en la empatía y cercanía que transmiten sus jugadores, a los que no se considera estrellas en Alemania, ni tampoco se comportan como tal: «recuerdo que un periodista estuvo investigando dónde iban a comprar los jugadores del Union Berlin y descubrió una frutería en un barrio de Köpenick donde tenían la camiseta de Sheraldo Becker. Preguntó y un trabajador le dijo que el delantero surinamés iba habitualmente y que, incluso, lo consideraba su amigo. Una muestra de la normalidad de la plantilla. También es curioso el caso de Kevin Behrens, que en el primer partido de Bundesliga, después de marcar un hat-trick y ponerse como máximo goleador, se fue a casa en bicicleta”.
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Su estadio es muy coqueto; cuenta con 22.012 espectadores y está situado en las proximidades de un bosque. Un 85% de las gradas no tienen asientos, motivo por el que no pudieron jugar hace algunos años sus partidos europeos en dicho feudo que, además, tiene el aliciente de que fue reformado por sus propios aficionados. Pocas pruebas de humildad mayores que esa. O que la iniciativa que tuvieron para salvarlo de la bancarrota a través de donaciones de sangre. Alberto recalca que, en las malas, su apoyo se vuelve más incondicional, hasta el punto de que ya es frecuente ver ovaciones a los jugadores en una derrota, con más furor que después de cosechar los tres puntos.
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Ahora, esta situación se repetirá y el Stadion An der Alten Försterei no albergará los partidos de Champions. Lo hará el Olympiastadion en el que acostumbra a jugar el Hertha Berlin, rival capitalino del Union, recién descendido a la segunda categoría del fútbol teutón tras una fuerte inversión económica. Los tiempos cambian. Lo que perdurará será la prohibición de entrar con atuendos granates, color que simboliza al BFC Dinamo, rival histórico de la ciudad. En este caso, será así porque la capacidad y los compromisos de la UEFA harían poco accesible la experiencia a una hinchada que renunciará a ver los partidos de pie con su cerveza en la mano, pero que alentará a unos jugadores a los que les apodan ‘Dioses del Fútbol’.
