El Olympique Lyon no pasa por su mejor momento. De hecho, pasa por el peor de su historia reciente, a muchos niveles. En lo económico y en lo futbolístico, que va de la mano y que ha provocado un cambio de propiedad polémico y la destitución del entrenador, así como la pérdida de calidad en una plantilla cada vez más limitada.
🧑⚖️ Denuncias en los despachos
Uno de los principales cambios que ha vivido el Olympique Lyon este último año tiene que ver con la propiedad. Jean-Michel Aulas, tras 34 años al frente, vendió al club que convirtió a principios de siglo en el rival a batir de Francia a John Textor, un empresario estadounidense. Como cabría esperar, la transición no ha sido fácil, aunque la realidad supera a las peores previsiones. Aulas denunció al actual máximo mandatario del ‘OL’ por presunta difamación, después de que Textor le acusase de haberle vendido el club ocultando información económica. Concretamente, sobre restricciones (reducción de la masa salarial y el presupuesto de traspasos) que podía implementar la Direction nationale du contrôle de gestion (DNCG), organismo financiero francés.
👎 Pérdida de talento y arraigo
Por si fuera poco, la dirección deportiva, ya sin Juninho Pernambucano a los mandos, ha completado uno de los mercados menos halagüeños de toda Europa. Por la pérdida de talento y por dejar la sensación de que no han exprimido el potencial ni deportivo ni económico de varios futbolistas criados en la casa. Bradley Barcola, tras su primera y única temporada como extremo del primer equipo, se ha marchado al PSG por 45 millones de euros, la venta más cara del verano en Lyon. Le sigue de cerca Castello Lukeba, central por el que el club galo ha sacado 30 millones con su venta al Leipzig. El tercer traspaso importante en el aspecto económico ha sido el de Romain Faivre, por 15 millones al Bournemouth. Esta sí, buena venta, después de no cumplir con las expectativas que prometía cuando llegó desde el Lorient.
Otra de las ventas más dolorosas y menos amortizadas económicamente ha sido la de Houssem Aouar, jugador insignia del ‘OL’ desde la marcha de Fekir. El franco-argelino es uno de los siete futbolistas que se han marchado libres este verano. Reine-Adélaïde o Moussa Dembélé, otros dos ejemplos.
A cambio, en el apartado de incorporaciones, apenas aparecen jugadores de relumbrón: Ainsley Maitland-Niles, Duje Caleta-Car, Paul Akouokou, Clinton Mata o Skelly Alvero. Eso sí, han incorporado a dos promesas del ‘Viejo Continente’ como Diego Moreira o Ernest Nuamah. El primero, cedido desde el Chelsea. El segundo, oficialmente también prestado desde el RWD Molenbeek belga, aunque con polémica por la evidencia de que se trata de un fichaje indirecto para eludir el Fair Play Financiero.
🤦♂️ La inestabilidad, trasladada al banquillo
Este cóctel molotov, junto a un complicado calendario inicial con rivales como Estrasburgo, Montpellier, Niza y PSG, ha desembocado en un inicio de temporada catastrófico en lo deportivo. Apenas un punto de 12 posibles, lo que le sitúa colista de la Ligue 1, con los peores números desde 1970 en las cuatro primeras jornadas. Situación lo suficientemente insostenible como para prescindir de un entrenador de renombre como Laurent Blanc, cesado en la segunda semana del parón internacional, lo que deja entrever, además, la sensación de improvisación.
Aún hay materia prima como para pensar en que el descenso no será un peligro real para el Olympique Lyon. Especialmente, por talentos de la cantera como Rayan Cherki, Maxence Caqueret, dos de los jugadores más prometedores del país, que no deberían tardar demasiado en debutar con la selección absoluta. Que no lo hayan hecho ya solo se explica desde la competencia desmesurada que hay entre las opciones seleccionables por Didier Deschamps.
Otra pieza llamada a revelarse ante la crisis es Alexandre Lacazette, máximo goleador del ‘OL’ en el año que retornó desde el Arsenal al club en el que dio sus primeros pasos. Bonito reto tienen ahora. Nada más y nada menos que liderar a un club necesitado de trabajadores con su sentido de pertenencia, hambre y personalidad.
