El Chelsea vive un momento complicado. Su derrota en la final de la Carabao Cup frente al Liverpool supuso el último clavo del ataúd de su temporada. Ya no es ni por perder el título ni por su paupérrima forma en liga, sino porque Nkunku cayó lesionado. Con ello, el jugador llamado a reconducir el rumbo de la temporada vuelve a estar en la enfermería. Para más inri, el francés no es el único recién llegado en una situación similar. Dentro de un club que se ha reconstruido a base de talonario, sus fichajes viven con una maldición que los aferra al dique seco.
🏥 Dos años seguidos del mismo patrón en el Chelsea
Roméo Lavia ha sido el otro gran afectado durante esta temporada por las lesiones. Su precio fue similar al de Nkunku (62 millones costó el belga por los 60 del francés), pero se ha perdido incluso más partidos. Entre los dos suman 63 ausencias a finales de febrero. Si se tiene en cuenta el traspaso que se pagó por ambos y su número de apariciones, le han costado al Chelsea 11 millones por encuentro disputado. Por mucho que Mauricio Pochettino no esté haciendo las cosas tan bien como se esperaba, estos números tan alarmantes no ayudan a que la situación mejore.
Esta maldición que tienen los recién llegados a Stamford Bridge es algo que ya sucedía en la campaña pasada. La llegada de Todd Boehly al Chelsea trajo ese primer verano marcado por la inversión, y tuvo dos nombres propios entre sus incorporaciones: Marc Cucurella y Wesley Fofana. Ambos futbolistas le costaron 140 millones en conjunto a los blues y ninguno ha conseguido rendir al nivel esperado. El español ha tenido muchos problemas en el tobillo desde que aterrizó en Londres, y Fofana no deja de sumar dolencias en el ligamento cruzado anterior. Para el francés es especialmente dramático, pues esta temporada no ha jugado aún y ya acumula 3 lesiones graves a sus 23 años.
🤕 Moisés Caicedo y Enzo Fernández, las excepciones
Por suerte para el Chelsea, no todos sus fichajes han sufrido esta maldición. Enzo Fernández, Cole Palmer y Moisés Caicedo llegaron a lo largo de 2023, respectivamente, y apenas se han perdido partidos. Además, son de los pocos futbolistas que ofrecen garantías de cara a la tortuosa reconstrucción de los londinenses. Ya sea por su enorme carácter ante la adversidad o por su enorme proyección, es a lo que se agarran en Stamford Bridge. Su precio, por mucho que sea elevado, no se siente como una losa con la que debe cargar el club.
Cole Palmer.
Aun así, al Chelsea no le da para tirar con lo que tiene. El esfuerzo de sus mejores futbolistas está ahí, pero tienen demasiados factores en contra como para reconducir la situación en esta temporada. De ahí nace el shock provocado por la lesión de Christopher Nkunku, ya que él debía ser el tercer futbolista sobre el que apoyarse para crecer. Sin el francés, Mauricio Pochettino ve a otro futbolista recién llegado a Stamford Bridge se muda al dique seco. Y es que, si se tiene en cuenta el teórico rol que tendrían los 4 grandes damnificados de esta maldición, la columna vertebral de su Chelsea ganaría muchos enteros.
Tantas lesiones entre recién llegados no debería ser una casualidad, aunque a eso apuntan sus desafortunadas dolencias. Todas ellas son de una naturaleza muy dispar, lo que complica encontrar una solución común. Por ejemplo, las lesiones de rodilla que sufre Fofana pocos tratamientos milagrosos tienen, y poco tienen que ver con esa dolencia crónica que arrastra Nkunku desde verano. No les queda otra que rezar para que esa maldición les deje en paz. Ya no es ni para reconducir esta temporada, sino por evitar tirar por tierra un proyecto faraónico.
