Jornada 36 - Madrid - Alavés
⚽ Primera división

El Madrid sigue bailando imparable de camino a Wembley

El Madrid no se baja de Cibeles. Los blancos, campeones desde hace dos jornadas, ya suman 30 partidos sin perder en liga, récord absoluto en su historia en una misma temporada liguera y está a uno del registro absoluto en dos campañas que se dio entre 1988 y 1989 (31). La efeméride llega con un equipo en el que todos hacen de todo. Parece que no hay nada establecido, pero todo fluye con un ritmo inaudito y juvenil. Lo sufrió en sus carnes el Alavés. Como mucho, la tendencia es mirar hacia Vinícius. El extremo brasileño volvió a ser el proyectil más incendiario y refrendó su excelso estado de forma con un doblete que podría haber firmado un delantero centro natural. Ambas acciones salieron de los pies de Bellingham, que antes había abierto el marcador. El inglés, que parecía algo difuso en este final de temporada, volvió a ser el Hey, Jude del inicio de curso. El Santiago Bernabéu celebró y coreó. Entre los vitoreados destacaron Kroos, otro partidazo para su inagotable colección, y Courtois, que sigue empeñado en demostrar con paradones que está listo para cualquier reto. Y eso significa Wembley. Difícil decisión para Ancelotti. Valverde, con un zapatazo, y la fiabilidad letal y casi cuotidiana de Arda Güler cerraron una manita ante un Alavés vulnerable y que se vio inundado ante el vendaval indescifrable de los pupilos de Ancelotti.

😵‍💫 El Madrid, entre la impredecibilidad y la excelencia

El partido se presentaba más como un homenaje de lo vivido en el pasado que como un choque con un interés desmesurado por los puntos. Ancelotti, entre la resaca de la celebración liguera por las calles de la capital y la final de las Champions League que jugará el equipo en 18 días, decidió poner un once titularísimo, salvo por Courtois y Militão; claro mensaje del italiano que no descarta a estos dos futbolistas, lesionados la mayor parte del curso, para Wembley. Luis García Plaza, consciente que el objetivo ya está logrado hace algunas fechas, fue más conservador y dio minutos a futbolistas menos habituales o que han perdido relevancia como un Samu Omorodion que no marca desde febrero y que ha visto como Kike García le ha comido la tostada.

Nacho - Liga - alavés - madrid

Nacho ofreció al Santiago Bernabéu el título de liga.

A priori, partido sin un guion claro. Después, no fue así. Aunque el Alavés sorprendió con un primer acercamiento de la nada. Ianis Hagi, heredero de una de las mejores zurdas del fútbol, puso un centro tenso al primer palo que rechazó Courtois y Samu Omorodion obligó al belga a una segunda intervención feroz. Podríamos hablar de meritocracia entre Lunin y él para lo que le viene al Madrid, pero es cierto que Courtois parece que no se haya ido nunca. Esa acción del Alavés fue un espejismo. El Madrid activó irremediablemente el modo apisonadora, que nace desde la propia impredecibilidad del equipo. Siempre, claro está, con el permiso de Toni Kroos. De las botas vintage del alemán salió un pase de escuadra y cartabón para Bellingham y el inglés, en lo que pareció más un intento de ceder hacia Carvajal que un remate, introdujo el balón dentro de la portería. Jude también quiere el pichichi. Está a un gol de Dovbyk.

 

Antonio Blanco y Guevara no supieron ni pudieron detener las tormentas blancas, casi todas a lomos de la velocidad de Vinícius y Rodrygo, mientras que Bellingham, aparte de marcar, se dedicó a flotar la frontal del área ‘babazorra’ y a ser el mejor amo de llaves posible. Encontró los espacios para abrir las puertas del gol. Camavinga, en una posición más normal para un segundo delantero, recibió un pase del inglés, se giró, empezó a regatear dentro del área y asistió para el segundo de Vinícius. ¿Otra demostración más del brasileño para algo importante? Después apareció Valverde, otra vez impulsado por Bellingham, pero el uruguayo, consciente de su gran golpeo, decidió rematar tras pisar el área y su cañonazo fue a la escuadra del primer palo de Jesús Owono, que evitó que la goleada fuese un resultado histórico. El ‘pajarito’ es un experto en el trabajo invisible, pero también es capaz de sentirse protagonista, aunque esta vez no se haya apostado nada con Ancelotti.

🤝 Bellingham y Vinícius, sociedad ilimitada

Con el incendio principal partiendo desde la izquierda, aunque con múltiples focos de reproducción floreciendo desde los lugares más insospechados, el Madrid pasó por encima del Alavés. Para colmo, lo poco que se animó el equipo vitoriano, casi siempre a través de Hagi, fue disuelto por Courtois. Si hay un extorsionador mental para los rivales, ese es el guardameta blanco. El Alavés, un equipo que bebe de su centro del campo, que se resguarda bien con una buena presión y que se impulsa en sus transiciones, no tuvo opción ante las punzadas danzantes de los madridistas.

 

Llegó el cuarto. En plena carrera, Bellingham volvió a saltarse la línea defensiva con un pase sutil, aunque algo escorado, que Vinícius convirtió en una obra de arte con un disparo girando casi por completo su cuerpo que acabó en la mismísima escuadra. Acto seguido, Ancelotti pensó que era momento de homenajes y sacó del campo a Militão y Kroos y puso a Rüdiger y Ceballos. «Toni, quédate», pidió el Bernabéu, mientras el técnico italiano le señalaba el campo al alemán al chocarle la mano.

 

El partido bajó de revoluciones, aunque no de alternativas. Lo que no cambió fue la voracidad del Madrid en los últimos metros. Omorodion falló un cabezazo por poco antes de ser cambiado y, minutos después, llegó la manita madridista tras una enésima carrera desde la izquierda, esta vez de Rodrygo, que dejó tumbado a Tenaglia, y el rebote de su remate le cayó a los pies de Arda Güler para rematar de primeras. Cuarto gol del turco, que está demostrado más efectividad que juego. Tampoco es que haya tenido muchos minutos. El Madrid, suma y sigue. Continúa la fiesta. Ya son 93 puntos de 108 posibles y mira con confianza a la final de Wembley del próximo 1 de junio.

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