Thiago Motta - Bolonia
Fútbol internacional

Thiago Motta, de meme a revelación con el Bologna

Por si los dulces navideños no elevasen lo suficiente la dopamina, en Bolonia tienen ración doble de panettone este fin de año. La ocasión lo merece, llegar a estas alturas de temporada con 31 puntos de 51 posibles supera las expectativas del equipo que entrena Thiago Motta, cuarto en la Serie A, transcurridas 17 jornadas. Lo lógico es pensar en que la temporada se les hará larga, pero que les quiten lo jugao.

Además, no contentos con su buen hacer en la competición de la regularidad, también se han plantado en los cuartos de final de la Coppa Italia, tras remontar y eliminar (1-2) al Inter en la emocionante prórroga de la ronda anterior. Un equipo que si bien cuenta con alguna que otra cara conocida, ni mucho menos entraba en las quinielas como una de las sensaciones del fútbol europeo.

🤫 Thiago Motta calla bocas con el Bologna

El entrenador italiano tuvo buenos maestros a lo largo de su carrera como futbolista en el Barcelona, Atlético de Madrid, Genoa, Inter y PSG: Frank Rijkaard, Louis van Gaal, Carles Rexach, Gian Piero Gasperini, José Mourinho, Rafa Benítez, Carlo Ancelotti, Claudio Ranieri, Laurent Blanc, Unai Emery o Antonio Conte, entre otros. Casi nada. Sin embargo, sus inicios en los banquillos no fueron demasiado halagüeños. Se estrenó en el juvenil del PSG en la 2018/2019, en la que comenzó su andadura como técnico de jugadores como Kalimuendo, Nianzou, Xavi Simons o Aouchiche.

Thiago Motta

Thiago Motta ha bebido de la corriente futbolística preponderante en el Barcelona y, con matices, por no tener una plantilla con estrellas, trata de replicar ese modelo.

De ahí dio el salto a la élite y, en el Calcio, tuvo que labrarse su camino en proyectos cuyas aspiraciones eran poco más que conseguir la salvación. En el propio Genoa apenas duró diez partidos, tras encadenar ocho encuentros consecutivos sin ganar. Para colmo, se hicieron virales unas declaraciones suyas, sacadas de contexto, en las que decía que su sistema era un 1-2-7-2. Básicamente, por recitar la formación de lado a lado y no por líneas, algo tan poco habitual como perfectamente coherente. Palabras que le han acompañado años y que todavía mucha gente recuerda; a Thiago Motta le costó quitarse el cartel de vende humos.

En la Spezia se puede decir que cumplió con su cometido y salvó al equipo del descenso. Sin alardes, hasta que llegó al Bologna, claramente el equipo que ha lanzado su carrera como estratega. Se quedó cerca de entrar en Europa la temporada 2022/2023, ayudado por una inversión canadiense que le ha permitido hacerse con algún que otro jugador interesante dentro de su limitado mercado y por Giovanni Sartori, uno de los directores deportivos más codiciados de Italia tras convertirse en el exitoso arquitecto de la Atalanta que rozó unas semifinales de Champions en 2020.

🧐 Las claves del Bologna

En cualquier caso, la plantilla del Bologna no parecía una de las ocho mejores de la Serie A, libra por libra. Con el hándicap añadido de que este verano perdió a piezas clave como las de Musa Barrow, el prometedor atacante gambiano que dejó 40 millones de euros con su traspaso al Al-Taawoun saudí; Marko Arnautović (Inter), contrastado goleador austriaco; o las de Jerdy Schouten (PSV Eindhoven) y Nico Domínguez (Nottingham Forest), que eran quienes movían los hilos en la sala de máquinas. A cambio llegaron varios jóvenes como Jesper Karlsson, Riccardo Calafiori, Nikola Moro, Sam Beukema o Dan Ndoye, una de las sensaciones de la pasada Conference League en la que su Basel se quedó a las puertas de la final, que ha relegado al banquillo a un peso pesado en la banda derecha del Bologna como Riccardo Orsolini.

En calidad de cedidos desembarcaron Remo Freuler y los ocupantes del flanco izquierdo, Alexis Saelemaekers y Victor Kristiansen. Cuenta con jugadores muy dotados para conducir desde las bandas, aunque lo que hace especial a este Bologna de Thiago Motta es su juego interior. Con centrocampistas de buen pie, que no son superdotados en lo técnico y en labores creativas, el centro neurálgico es Joshua Zirkzee, canterano del Bayern y delantero centro muy hábil para actuar de espaldas y cohesionar al equipo a través de sus apoyos. Un Karim Benzema de marca blanca que ha tardado en explotar, pero que dejará otra morterada en las arcas del conjunto del norte de Italia y que, mientras se quede, brilla con luz propia. Complementario a Lewis Ferguson, quien actúa unos metros por detrás.

Joshua Zirkzee

Joshua Zirkzee, que es más ‘9’ asociativo que goleador, ha marcado 7 dianas en sus 17 partidos de Serie A. Una cifra que supone el 43% de los goles del Bologna. 

En lo táctico, Thiago Motta es un entrenador que prefiere hacerse fuerte desde la tenencia de la pelota. Para ello, apuesta por defender con la línea adelantada, muchos emparejamientos individuales para asfixiar al rival y trabaja especialmente las salidas desde atrás. En largo, con pases filtrados para que Zirkzee descargue; o en corto, con una pizarra bastante rica en la que es frecuente ver triangulaciones (situaciones de tercer hombre). También muestra uno de los mecanismos de moda en el fútbol europeo, con los defensores (Posch, Beukema, Calafiori y Lucumí o Kristiansen) replicando el movimiento de Stones o el de Aké en el Manchester City para sumar en tareas de elaboración como centrocampistas.

El portero, tanto si juega Łukasz Skorupski, como si es Federico Ravaglia, ejercen como primer pasador, tal y como Thiago Motta argumentaba hace unos años con aquel cuento del 1-2-7-2. Al fin y al cabo, no es más que otra forma de referirse al 1-4-2-3-1 que predomina en su equipo y que, para quien quiera escapar de las etiquetas prestablecidas, describe bien su predilección por mezclar por dentro. Al buen entendedor, pocas palabras bastan. Y al buen entrenador, le llega su momento para reivindicarse.

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