Nadie vio venir este inicio tan fascinante del PSV Eindhoven. Por números, el mejor de Europa. Y de no ser porque Peter Bosz, su entrenador, tiene varios antecedentes de equipos que se han caído después de ilusionar, sería el firme candidato a revelación de esta Champions. Así están las cosas en el sur de los Países Bajos, mejor que nunca si hacemos caso solo a los números.
🔢 El PSV tiene los mejores números tiene de Europa
Tras el pinchazo del Virtus de San Marino ante el Cosmos, el PSV Eindhoven es el único equipo que cuenta sus partidos ligueros por victorias en las 55 primeras divisiones del Viejo Continente. El inicio soñado para un plantel que ni siquiera es el vigente campeón de los Países Bajos y que, para más inri, no gana la Eredivisie desde 2018. Su racha perfecta no entraba dentro de las quinielas este curso.
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Un momento de forma que se ha extendido al ámbito europeo, además. En Champions sí se ha dejado puntos e, incluso, ha caído con estrépito (4-0) frente al Arsenal, aunque eso no ha impedido que se haya plantado en los octavos de final de la máxima competición continental de clubes, algo que no sucedía desde la 2015/2016, temporada en la que terminaron eliminados en una agónica tanda de penaltis frente al Atlético de Madrid.
😮 Brillo en mitad de la reconstrucción
Que el PSV no haya ganado ninguna Eredivisie recientemente no significa que venga de una crisis como la que atraviesa el Ajax, ni nada por el estilo. Más bien, se debe al buen hacer del equipo de Ámsterdam en los años de Ten Hag o del Feyenoord que elevó sus prestaciones el pasado curso para que Arne Slot se redimiese. En los duelos directos, el cuadro de Eindhoven ha mirado a los ojos a los otros gigantes de los Países Bajos en los últimos tiempos y ha ganado dos KNVB Becker y tres Supercopas en los últimos tres cursos.
Como es costumbre en la Eredivisie, el PSV se ha tenido que reinventar y tirar de su buen trabajo de scouting para paliar la venta de cuatro de sus grandes pilares. En la ventana de invierno de 2023 perdió a Cody Gakpo, que se marchó al Liverpool, y a Noni Madueke, rumbo al Chelsea. Dos operaciones que, junto a la venta de Ibrahim Sangaré al Nottingham Forest en verano, superan los 35 millones de euros cada una y se sitúan como tres de las cuatro que más dinero han dejado en las arcas de Eindhoven. Para colmo, también tuvieron que desprenderse de Xavi Simons, después de que el neerlandés explotase la 2022/2023 y de que el PSG abonase su cláusula de recompra de solo 4 millones, antes de cederle al Leipzig.
Curiosamente, la venta más cara del PSV es la de Hirving Lozano, que superó los 40 millones de euros cuando en 2019 cambió Eindhoven por Napoli. Cuatro años después, el mexicano no ha terminado de cuajar allí y ha hecho el camino inverso. Fue la gran apuesta del PSV en verano, pero, tal ha sido la irrupción de dos jóvenes como Johann Bakayoko en la banda derecha y Yorbe Vertessen en la izquierda, o el desembarco de Noa Lang desde el Club Brujas, que el ‘Chuky’ Lozano no es indiscutible para Peter Bosz.
A Sangaré le han reemplazado con otro que ya estaba en el primer equipo, un Joey Veerman ascendido de centrocampista ofensivo prescindible, a director de orquesta unos metros más atrás. Así es Peter Bosz. Y, de camino, han firmado a otros activos interesantes para su propuesta de fútbol abierto, presionante y tendiente a solicitar el perdón antes que pensar en pedir permiso, a Jerdy Schouten, Sergiño Dest, Ricardo Pepi, Bella-Kotchap o Malik Tillman. Eso, por no hablar del paso adelante de Olivier Boscagli e Ismael Saibari, o del liderazgo de un Luuk De Jong que atraviesa su segunda juventud.
🏋️ La reivindicación de Peter Bosz
El estratega neerlandés es bastante radical en su propuesta, para lo bueno y para lo malo. Si hay dudas entre que un jugador actúe más arriba o más atrás sobre el césped, él las suele zanjar tirando de su espíritu ofensivo, a la vista están las pruebas con Veerman. Mal no ha salido, porque el metrónomo del PSV ha crecido hasta el punto de ser un jugador importante para Ronald Koeman en la selección oranje. Muy recordada es también su propuesta en el Bayer Leverkusen, capaz de lo mejor y lo peor, con un 1-4-3-3 que juntaba a Julian Brandt y Kai Havertz como interiores.
O su Ajax, que enamoró a Europa la 2016/2017 por su fútbol vertical y ofensivo, a tumba abierta, que le sirvió para alcanzar la final de la Europa League en la que cayó (2-0) contra el Manchester United de Mourinho, con Ziyech, Dolberg, Klaassen, Onana, Davinson Sánchez o De Ligt como pesos pesados de su plantilla. Peter Bosz tiene varias obras de autor a lo largo de su carrera, ni mucho menos infalibles, pero sí reconocibles y atractivas para el espectador neutral. De las que dejan huella en la retina en un fútbol cada vez más cercano al control.
Es un técnico rompedor, cuyas máximas son más cercanas a dar espectáculo que a construir equipos regulares y fiables. Sobre todo, faltos de equilibrio en términos de ataque y defensa. Este no lo es, pero, por ahora, lo parece. Y sí resulta mucho más eficaz de lo que cabía esperar en agosto. En un momento en el que su método sembraba muchas más dudas que certezas por cómo terminaron sus tres últimas etapas en el propio Bayer Leverkusen, Borussia Dortmund y en el Olympique Lyon. Bosz necesitaba volver a los orígenes, algo más alejado de la presión. Y el PSV requería un técnico con hambre. Ha sido un matrimonio de conveniencia, en el buen sentido de la expresión. Y, juntos, van camino de dinamitar la Eredivisie.