La Eurocopa no solo engloba a los mejores países del continente, sino que también refleja la diversidad y la evolución social de los mismos. En la historia del torneo se puede leer entre líneas los cambios de territorio y los conflictos de este continente que va desde el Atlántico hasta más allá del Mar Negro. La evolución de la historia está escrita en cada rincón de terreno. Alemania ha acogido este año ocho equipos del este de Europa: Eslovaquia, Georgia, Hungría, Polonia, República Checa, Rumanía, Ucrania y Turquía. Es decir, el 33% de los conjuntos participantes en la Euro son de esa parte del territorio. De estos países, la mitad han pasado a los octavos de final del torneo. Además, hay que añadir a Eslovenia como uno de los cuatro equipos balcánicos que también ha accedido a las eliminatorias finales. Una situación que subraya el ascenso en la Eurocopa de estos territorios menos prominentes en el panorama futbolístico europeo, pero que están escalando de nivel y ganando importancia para los organismos federativos continentales.
🤔 Platini y su obsesión por ampliar la Eurocopa
La desintegración de la URSS y Yugoslavia dio lugar a la creación de nuevas federaciones y selecciones nacionales, lo que hizo inevitable la ampliación de los torneos. Michel Platini, en 2011, defendió a capa y espada la estrategia de ampliar los torneos para potenciar el desarrollo del fútbol en muchos países. Así, en 2016, la Eurocopa de Francia pasó de 16 a 24 equipos participantes. El torneo dio acogida a ocho países más y añadió la ronda de octavos de final con la repesca de los cuatro mejores terceros de la fase de grupos. Una decisión que no gustó a los que añoran los torneos más pequeños y a formatos más tradiciones. No obstante, la realidad ha dejado ver la calidad y la resistencia de equipos, teóricamente, más pequeños. Rumanía, por ejemplo, aunque cuenta con la plantilla menos valiosa del torneo, ha sorprendido acabando en el primer puesto en un grupo con Bélgica, Eslovaquia y Ucrania. Radu Drăgușin, central del Tottenham, Andrei Rațiu, lateral del Rayo Vallecano, Dennis Man, centrocampista del Parma, y Nicolae Stanciu, que juega en el Damac de Arabia Saudí, están siendo de los jugadores más destacados.
Georgia, rival de España en los octavos, quedó en el tercer puesto de su grupo tras ganar a Portugal, una de las grandes favoritas. Es la primera participación de los georgianos en una fase final de Eurocopa. En sus filas hay tres de los hombres más destacados de toda la fase de grupos. El portero Giorgi Mamardashvili ha sido el que más paradas ha realizado y el más fiable bajo palos, Khvicha Kvaratskhelia ha mostrado su desequilibrio con el regate e inteligencia para lanzar contrataques rápidos y Georges Mikautadze es el sorprendente máximo goleador del torneo con tres goles. A ellos se le suman Eslovenia y Eslovaquia. Sobre todo sorprende la actuación de los eslovenos, que han conseguido meterse en los octavos de final de un gran torneo por primera vez en su historia. Algo que intentaron hasta el final la Albania de Sylvinho o la Hungría de Marco Rossi. Los húngaros se quedaron a las puertas de pasar de ronda pese a conseguir un triunfo en la fase de grupos frente a Escocia.
Por cuestiones geográficas, uno de los países con más apoyo es Turquía. Alemania es un territorio que acoge a mucha población otomana y cada vez que juega la selección de Vincenzo Montella el número de aficionados turcos es siempre mayor al de cualquiera de sus rivales. Además, Arda Güler y Kenan Yıldız están haciendo vibrar a sus paisanos. La UEFA, al igual que la FIFA, ha buscado ampliar el número de equipos en sus competiciones por razones obvias y que se trasladan a última instancia a un mayor ingreso económico. Además, así se consigue contentar a más federaciones. Por ese motivo, los organismos han optado también por hacer torneos con varias sedes. Las próximas grandes competiciones, Mundial de 2026 y 2030 y las Eurocopas de 2028 y 2032, se disputarán en varios territorios.
🌍 La UEFA, a favor de dar visibilidad a los países del este
La UEFA siempre ha querido tener en cuenta a los países orientales dentro de Europa. Pese a que las grandes potencias se han podido situar históricamente en el bando occidental, la Eurocopa de 2012 tuvo lugar en Polonia y Ucrania. Un torneo de gran recuerdo para España, que aplastó a Italia en la gran final para cerrar el ciclo de oro de la selección de Eurocopa, Mundial y Eurocopa. Asimismo, en 2021, se contó con Azerbaiyán, Hungría, Rusia y Rumanía como sedes del torneo nómada que se tuvo que retrasar un año por culpa de la pandemia. El organismo europeo del fútbol consiguió de esta forma que el campeonato llegará a la mayor parte del continente. Además, finales de la Champions League han tenido lugar en Estambul y Kiev, mientras que la Europa League y la Conference League han llegado a ciudades como Budapest, Bakú, Varsovia, Tirana y Praga. Y eso no se frena aquí, ya que en 2032 la Eurocopa será compartida entre Italia y Turquía.
No obstante, la infraestructura, tanto en los estadios como en los países, sigue siendo la asignatura pendiente. Sobre todo para los que han vivido recientemente un conflicto bélico. La celebración de competiciones oficiales de la UEFA ha proporcionado la excusa necesaria para modernizar o construir nuevos estadios. La final de la primera edición de la Conference League en Tirana en 2022 entre la Roma y el Feyenoord fue la excusa perfecta para estrenar el Air Albania Stadium, un recinto moderno y que está dominado por una gran torre que, a su vez, sirve como alojamiento, ya que pertenece a la marca de hoteles de lujo Marriott.
El avance en infraestructura y estabilidad social será crucial para el próximo salto competitivo de estas selecciones. Croacia ha sido un caso futbolístico excepcional en la última década, alcanzando la final del Mundial en 2018 y el tercer puesto en 2022. Sin embargo, en los últimos 30 años, solo la República Checa, en 1996, ha llegado a la final de la Eurocopa perteneciendo a un país de Europa del este. En Alemania, checos y croatas se han quedado fuera en la fase de grupos y países como Georgia, Rumanía, Eslovenia o Eslovaquia pueden coger el testigo que confirma que el fútbol del este de Europa está dejando de lado el vestido de cenicienta para llamar a la puerta con una propuesta resistente y fresca.