López Garai
Fútbol internacional

La exótica aventura de Aritz López Garay da frutos en Mauritania: «Hemos obrado un milagro»

Como cualquier niño, Aritz López Garay se aficionó al fútbol cuando comenzó a jugar en el patio del colegio, primero, y cuando se incorporó al equipo del pueblo, después. Lo que aquel chico no sabía es que tres décadas más tarde se convertiría en uno de los grandes artífices del crecimiento del fútbol en Mauritania junto a su mejor amigo. Viajamos hasta el norte de África para conocer cómo se vive el fútbol allí, para repasar desde dentro la gesta del Nouadhibou y para descubrir las motivaciones que mueven a un técnico español que se abre camino fuera de la gran pantalla.

🎞️ La historia de Aritz López Garay

Nuestro protagonista, nacido en Barakaldo, fue subiendo categorías de acuerdo a su edad, «sin destacar mucho», según su humilde opinión. Todo cambió en categoría juvenil, cuando el Athletic Club tocó su puerta y quiso hacerle una prueba. Curiosamente, a quienes llamó la atención fue a los ojeadores del Barcelona, que le vieron de casualidad. «Todo estaba encaminado a unirme al Barça, pero yo tenía una mentalidad muy casera y me daba pánico separarme de mis padres. En ese impasse, el Athletic se enteró que podía firmar por el equipo rival y ahí fue cuando decidieron incorporarme».

A partir de entonces, Aritz encamina su vida hacia el fútbol. Su primera salida del País Vasco fue para fichar por el Conquense, pasó por la cuarta división nacional, por la extinta Segunda B, por la categoría de plata y llegó a debutar en primera a sus 34 años, como titular en todo un Santiago Bernabéu. Nuestro protagonista admite que es uno de los dos momentos más especiales que recuerda de su etapa como jugador, junto al ascenso a Primera División con el Córdoba, cedido desde el Sporting, tras muchos años intentándolo con ambos equipos y con el Celta de Vigo. Todo ello, antes de vivir el ocaso de su carrera en las máximas categorías de Rumanía y Chipre.

Tras su retirada como futbolista profesional, dirigió a cuatro equipos en la segunda división de España, hasta superar los 100 partidos. Con Reus y Numancia logró el objetivo de mantener la categoría, mientras que con el Tenerife y Albacete fue cesado antes de terminar la temporada. Su gran obra, sin embargo, ha llegado fuera de la península, al ganar la liga de Mauritania y clasificar al Nouadhibou por primera vez a la fase de grupos de la Champions africana, aunque nos confiesa que espera que sus mayores logros como entrenador estén todavía por llegar.

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«Mi ídolo de toda la vida ha sido Julen Guerrero, un icono de la época para quienes nacimos en Bilbao. Como entrenadores me han marcado varios de los que he tenido: Mendilibar de cuando estaba en la cantera del Athletic, Pepe Murcia, Javi López, Djukić, ‘Chapi’ Ferrer el año del ascenso, Paco Jémez en el Córdoba por la valentía con la que afronta todos los partidos, Paco Herrera por su pasión especial o Eusebio en el Celta, quien era excelente en el fútbol posicional, se notaba que venía de muchos años en el Barcelona. Con él aprendí mucho de dónde posicionarme, dónde tener los espacios y dónde no, cómo no solaparme con los compañeros…», destaca Aritz hablando de sus mentores.

Recuerda también que le empezó a picar el gusanillo de los banquillos cuando fue cumpliendo años como jugador. «Ahí empecé a apuntar ya las tareas que me gustaban de entrenadores, posesiones o conceptos tácticos de algún técnico, sus mensajes… Hice una base de datos para un futuro, porque tenía claro lo que quería implementar en mis equipos cuando fuese entrenador. Las titulaciones las saqué pronto, en 2003 y 2004 en Cuenca, antes de mis 25 años. Me faltó el Nivel 3 dado que no se puede cursar en todas las ciudades y tuve que esperar a 2014, en Córdoba».

🌍 ¿Cómo llega hasta Mauritania y cómo es el fútbol allí?

Aritz nos cuenta que fue un cúmulo de situaciones: «En el extranjero, los currículums y los contactos son más importantes que en España, donde es más fácil darse a conocer por el boca a boca. En Mauritania es Luis Fuertes quien me llama, director técnico de la Federación de Fútbol local tras diez años trabajando en el país. Me dijo que el equipo más laureado necesitaba un entrenador y que a él le habían encomendado la búsqueda de ese técnico en cuestión cuando el club estaba empatado a puntos con el segundo y tenía la obligación de ganar la liga». Al principio dudó, pero el presidente del Nouadhibou le convenció tras una reunión telemática y un encuentro presencial posterior, en perfecto castellano.

Recuerda, entre risas, que tuvo que informarse de dónde estaba Mauritania, de sus competiciones, la plantilla del equipo y ver algunos partidos, dado que en YouTube hay acceso a ellos. También de llamar a Cristian Bustos, al que describe como «un gran profesional y mejor amigo», quien le acompaña a todos los proyectos. «Me acuerdo como si fuera hoy. Viajamos el miércoles por la tarde llegando de madrugada, el jueves por la tarde teníamos el primer entrenamiento y el sábado ya debutábamos en un partido. No fue fácil el inicio, con el hándicap de que yo hablo perfectamente inglés, pero ninguno de los dos manejábamos el francés que es el idioma que se habla aquí. Nos ayudó mucho Vicente, un traductor que vino dentro del staff y nos facilitó mucho el día a día durante seis meses».

Aritz López Garay

Aritz López Garay y Cristian Bustos, su mejor amigo y asistente, se marcharon a Mauritania en busca de nuevos retos en el mundo de los banquillos.

El entrenador español describe cómo el fútbol en Mauritania es diferente a lo que tenemos idealizado en Europa, aunque hay países africanos en los que tiene mucha importancia, caso de Egipto, Marruecos, Sudáfrica, Argelia o Túnez. «Los demás tienen un par de equipos grandes, pero el resto de equipos se alejan del máximo nivel. En el caso particular de Mauritania hablamos de un fútbol muy físico, pero tácticamente les cuesta bastante más porque muchos de los mauritanos no tienen acceso a educación y la falta de concentración es bastante grande. Ahí es en lo que más tiempo invertimos, ya que consideramos que es donde más margen de mejora hay. Técnicamente son buenos por lo general y soportan grandes esfuerzos a altas temperaturas», afirma.

No puede faltar el punto caótico, pero entrañable en el fútbol de África, lo que le hace tan especial. Aritz recuerda la anécdota de un viaje de unos 250 kilómetros que, en África, se convirtieron en unas 7 horas de trayecto. «Aquí te encuentras vacas o camellos que te impiden pasar, puedes estar 3 horas esperando para poder continuar, o encontrarte tramos de carretera de 50 kilómetros sin asfaltar, lo que dificulta mucho el recorrido del autobús. Te tienes que adaptar a esas cosas. La religión es otra de sus particularidades, hemos tenido que parar charlas técnicas para rezar. Ahora, con el ramadán, nos tenemos que aclimatar también a los horarios de los entrenamientos. La liga, de hecho, se juega a las 12:30 de la noche en vez de a las 17:00. Al principio son cosas que sorprenden, pero te acabas acostumbrando».

🤯 La hazaña del Nouadhibou

Aritz lo define como un milagro basado en el trabajo de un año y sostiene que la Champions africana se parece mucho a la europea en el sentido de que las ligas no tan potentes tienen que jugar dos fases preliminares en las que siempre te toca un grande. «El formato esta diseñado para que los 16 finalistas sean los mejores de verdad. Hay un filtro enorme, con muy poco margen para la sorpresa, pero nosotros lo conseguimos eliminando al Al-Ahli de Tripoli, el campeón de Libia, que era el favorito en nuestra parte del cuadro; y al Real Bamako, ganador de la liga de Mali. El día que nos clasificamos fue uno de esos que todo te sale de cara. Los directivos nos miraban con cara de emoción e incredulidad. El presidente de la Federación recuerdo que rompió a llorar cuando vio que por fin entraba un equipo mauritano en la fase final, con la repercusión económica y de televisión que eso conlleva».

El Nouadhibou no tuvo un sorteo demasiado halagüeño, pero no se achantó ante los rivales de enjundia que se encontró, conscientes de que estaban en un escaparate único. Les tocó el grupo de la muerte, contra el Mamelodi Sundowns sudafricano, que venía de ganar la primera Superliga Africana; el Pyramids FC egipcio, otro de los rivales a batir año tras año; y el TP Mazembe de la RD del Congo, cinco veces campeón de la Liga de Campeones. «Conseguimos ganar al Pyramids y competimos contra todos, quedamos terceros, incluso, mientras se dudaba de si seríamos capaces de marcar un gol. Después de esa victoria hubo invasión de campo y todo el mundo rompió a llorar. Al fin y al cabo, nuestros jugadores habían ganado a algunos de sus ídolos. Es algo que la gente pensaba que nunca iba a pasar».

Aritz López Garay Mauritania

Aritz López Garay es el entrenador que más lejos ha llevado a un equipo de Mauritania en la Champions africana.

🇲🇷 El futuro de Aritz está en la selección de Mauritania

El combinado nacional absoluto del país ha conseguido el hito de clasificarse a la fase final de tres ediciones consecutivas de la Copa Africana de Naciones. En la más reciente, incluso, superó a Argelia y alcanzó los octavos de final. Es evidente que el fútbol en Mauritania está creciendo, aunque Aritz nos confiesa que aún queda trabajo por delante. No hay demasiados jugadores nacionales en Europa, aunque algunos empiezan a llegar a equipos belgas o franceses. Aun así, es el deporte rey y la ilusión se desborda aunque no tenga tanta tradición como Mali, Senegal, Marruecos, Nigeria o Egipto.

Aritz cree que todavía están lejos aún de luchar por cualquier título continental y que la distancia con otras selecciones es grande. «Hay unas ocho o nueve que tienen al núcleo de su plantilla compitiendo día a día en Europa. Para reducir aún más la brecha, Mauritania necesita infraestructuras, apostar por el fútbol base y por entrenadores cualificados. Perseguimos todo lo que en España empezó a promoverse hace 40 o 50 años, con el hándicap añadido de que lo que en Europa cuesta 5 o 6 años, aquí cuesta 20 o 30«.

Nos detalla también cómo fue el proceso para acabar compaginando el trabajo en su club con el de la selección sub-20 de Mauritania: «La Federación nos propuso coger esa sección porque pocos de los jugadores de este equipo estaban dando el salto a la absoluta. Hasta junio, lo complementaremos con el Nouadhibou, lo cual es muy complicado y tiene un desgaste mental enorme. Después, seremos seleccionadores únicamente y dejaremos el club después de cumplir un ciclo, notamos que hemos tocado techo tras lograr récord de puntos en liga, récord de victorias consecutivas, ganar la liga, Copa y entrar en Champions», confiesa a Legal Sport.

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Su idea de cara a la temporada que viene es regresar a vivir a España, pero seguir vinculado al fútbol africano y viajar a Mauritania en las fechas habilitadas para dirigir a la selección sub-20. «Cristian y yo llevamos un año y medio prácticamente sin ver a nuestras familias y necesitábamos ese cambio. Yo no miro mucho más allá, por ahora. Hemos tenido ofertas mientras estábamos aquí para entrenar de nuevo en España y recibimos una propuesta muy interesante de uno de los mejores equipos de Ucrania, pero no dimos el paso porque ya estábamos en un proyecto ambicioso».

En un futuro no descartan aceptar algún contrato en Europa o en otros continentes, aunque admite que su prioridad está en Mauritania y que tienen una confianza muy grande en que va a llegar el momento de ser seleccionadores de la absoluta. «Nos hace mucha ilusión, aunque Amir Abdou acaba de renovar después del buen papel en la CAN. Nuestro camino está aquí o en otro país de África por lo bien que nos han tratado«, concluye.

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