El fútbol es un deporte de detalles y quién sabe si, de haber marcado alguna de las ocasiones de las que dispuso Romelu en la final de la Champions ante el Manchester City, la historia hubiera cambiado. Lo lógico es pensar que sí, pero eso es una mera hipótesis. La realidad es que Lukaku coqueteó con una salida a la Juventus, tan ofensiva para el Inter, que le terminó por hacer la cruz a uno de sus hombres más queridos. Cuando se dio cuenta no le quedaba ningún pretendiente. O eso parecía, hasta que aparecieron Tedesco y Mourinho en su vida.
🤦♂️ Otra salida por la puerta de atrás
Los últimos meses de Romelu no han sido fáciles, aunque, en parte, él mismo cultivó la amarga cosecha recibida. Su situación contractual no era idílica, después de manifestar abiertamente su malestar en un Chelsea que pagó más de 110 millones de euros por su fichaje en el verano de 2021. Lukaku se arrepintió de salir del Inter y buscó el retorno por tierra, mar y aire. Contra todo pronóstico, lo consiguió, aunque fuese en condición de cedido, lo que completó una de las operaciones más nefastas en la historia del fútbol para los londinenses.
En su vuelta al Inter, Lukaku no recuperó la titularidad, pero sí fue útil. En parte, por la buena sinergia que tenían Džeko y Lautaro Martínez bajo la tutela de Simone Inzaghi. El bosnio era el ojito derecho del exentrenador de la Lazio, al igual que el belga lo había sido para Antonio Conte. Con él, Lukaku y Lautaro conformaron la ‘LuLa’, una de las sociedades de delanteros más complementarias de los últimos años. Años después, el argentino ha dejado claro que es muy fácil jugar a su lado. Demasiada casualidad que todos sus acompañantes brillen, como ha vuelto a suceder con Marcus Thuram, el sustituto de Edin y Romelu en el Inter.
En todo caso, Lukaku consiguió minutos importantes con el Inter 2022/2023 y terminó la temporada como un tiro. Sus goles, acompañados de buenas actuaciones por su habilidad marca de la casa para jugar de espaldas y amenazar a campo abierto a partes iguales, avivaron el debate sobre si debería ser titular en la final de la Champions. Algo que no sucedió, por mucho que marcase en los partidos anteriores frente a rivales de enjundia como eran Napoli, Roma, Atalanta, Juventus, Porto o Benfica. Terminó la Liga de Campeones con el cartel de villano, aunque fue clave para que su equipo alcanzase la última instancia.
No tiene razón de ser: el preocupante aumento del racismo en el fútbol
Por el rendimiento ofrecido, dimos por hecho que el Inter volvería a solicitar, como mínimo, su cesión. Más aún, al conocer que Džeko se marcharía al Fenerbahçe para firmar el último gran contrato de su carrera. Y así fue. Lo que no vimos venir fue que Romelu se dejase querer por la Juventus. Que no zanjase los rumores, al menos, después del capítulo racista que le llevó a un fuerte encontronazo con parte de la afición. Los juventinos se pronunciaron mayoritariamente en contra de la posible llegada de Lukaku, momento en el que el belga, ya sí, dijo que su futuro no estaría en Turín. Tarde, en todo caso. El soberano del Giuseppe Meazza también le había hecho ya la cruz. El uno por el otro, la casa sin barrer.
🧑🚒 Mourinho, de nuevo al rescate
Romelu Lukaku se encontró una tesitura compleja, en la que se agotaban sus opciones de jugar en Europa. Pocos clubes podían asumir su ficha y muchas puertas se habían cerrado ya. La opción de Arabia Saudí sonó con fuerza, todos los caminos parecían conducirle hasta allí, pero Roma no iba a dejar que le expropiasen su frase. Ni tampoco iba a renunciar a una gran oportunidad de mercado, después de que Tammy Abraham, su ‘9’, cayese lesionado de gravedad. Por características, Lukaku encajaba sobre el papel. Y, por jerarquía y conocimiento de la Serie A, era el nombre perfecto dadas las circunstancias.
Paulo Dybala, la mirada de quien quiere presidir el Coliseo romano
Mourinho, que ya consiguió relanzar la carrera de Paulo Dybala hace un año cuando la Juventus le dejó en la estocada, está replicando la situación con Romelu Lukaku. Un matrimonio promiscuo, ya que coincidieron en el Chelsea y Manchester United, sin finales felices, antes de reencontrarse en la Roma. Desde que llegó cedido a la capital de Italia, ha visto puerta en seis de los nueve encuentros disputados, lo que le coloca en la lucha por el Capocannoniere. Cosas de la vida, su máximo rival para conseguirlo, por ahora, es Lautaro Martínez, quien ha pasado de ser su mejor socio a encargarse personalmente de generar una notable animadversión del Inter hacia el que un día no muy lejano fue su ídolo.
🇧🇪 Bélgica siempre está en los peores momentos de Lukaku
Donde Lukaku ha encontrado en todo momento un paraje para dejar su mente en blanco y rendir a gran nivel, es con la selección belga. Y este último año no ha sido una excepción. Si con Roberto Martínez resultó un intangible, con Domenico Tedesco como nuevo seleccionador de los red devils va por el mismo camino, a la par que aumenta sus registros de máximo goleador (65) en la historia del combinado nacional absoluto.
Sin ir más lejos, luce como el pichichi del clasificatorio rumbo a la Eurocopa. Son diez dianas en siete partidos, una más que Cristiano Ronaldo, renacido con la Portugal del propio ‘Bob’ Martínez, «el hombre que mejor le ha entendido recientemente». Mucha culpa de que Lukaku rinda de nuevo en un club, por volátil que sea en ese ámbito, la tiene la selección. El único lugar en el que no ha estado nunca discutido. O, casi nunca, porque en el último Mundial tampoco concretó sus situaciones de cara a puerta en el decisivo duelo ante Croacia. El lugar en el que se ha vuelto a reivindicar para iniciar su resurrección.
