Rayo Vallecano - estadio
Primera división

Vallecas alza la voz y la afición del Rayo protesta en cadena: «Este es nuestro estadio»

A solo nueve paradas de metro al sur de la Puerta del Sol madrileña nos encontramos con Portazgo, en pleno barrio de Vallecas. Por el nombre, esta estación de la línea 1 podría pasar por una parada más del transporte público de Madrid. Sin embargo, es la que queda más cerca del Estadio Municipal de Vallecas, la casa del Rayo Vallecano. En Madrid, el metro también llega al Cívitas Metropolitano del Atlético de Madrid y al Santiago Bernabéu del Real Madrid. Aunque estas paradas llevan el nombre de los estadios. Algo que no pasa en Vallecas. Solo abrirse las puertas del tren, los colores blanco y rojo, las franjas y algunos escudos del Rayo adornan los andenes.

La boca de metro da justo a pocos metros del campo. A primera vista, la estructura es vieja. Demasiado para albergar los partidos de un equipo de la máxima categoría. Aunque eso no impide que el recinto sea un santuario para los fieles del club. Dando una vuelta por el barrio entiendes que el estadio bebe del ADN de la zona. Aunque eso puede saltar por los aires. Tanto el presidente de la entidad, Raúl Martín Presa, como el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid buscan una rehubicación para la entidad y modernizar el terreno. Pese a esto, la afición quiere evitar a toda costa que le arranquen el equipo del corazón de Vallecas. Porque el equipo de la franja es del barrio y, en Vallecas, el barrio no se toca.

⛓️ Una cadena humana con un solo grito: «No nos moverán»

«Estamos hablando con el club para buscar una nueva ubicación, porque cada vez es más insostenible que sigan en Vallecas. El club necesita un estadio adaptado a la realidad actual. Nos dicen desde el Rayo que ya han visto una serie de terrenos y en breve entraremos en negociación. La idea es ceder terrenos y que ellos costeen el nuevo estadio». Estas declaraciones de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, durante el mes de febrero en una entrevista al diario As encendieron las alarmas. La idea de llevarse al Rayo del corazón de Vallecas a otra zona -Valdecarros es una de las que suenan con más fuerza- puede ser una realidad. Aunque el club presidido por Raúl Martín Presa no ha tenido una relación amigable con las autoridades de Madrid, tampoco la tiene con la afición del club, la comunicación entre presidente y Comunidad para este asunto sí parece ir cogiendo forma.

rayo vallecano-cadena-humana

Protesta de los aficionados del Rayo Vallecano durante el partido ante el Real Madrid.

«No se ha tenido en cuenta a ninguno de los agentes sociales del club. Ni a las peñas, ni a los abonados. Es una decisión entre la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento y el presidente del club. Por eso la gente se está manifestando. Lo que se busca es que alguien se replantee sacar al Rayo de su campo de hace 50 años», explica a Legal Sport Nacho Herrero, aficionado y redactor de Pasión por el Rayo. El Estadio de Vallecas pertenece a la Comunidad de Madrid y le tiene cedida la explotación a la entidad de la franja por unos 90.000 euros anuales. Una cantidad simbólica para una zona tan bien conectada con el centro de la capital y con sus principales arterias. No es de extrañar que desde las autoridades se busque un modelo más capitalista para ese enclave. Desplazar a la entidad vallecana y explotar esa zona le podría dar mucho dinero a Madrid. Seguro que más que esos 90.000 euros anuales.

Hay que decir que el Rayo Vallecano es un club peculiar. Desde las colas que se montan en las oficinas para renovar los abonos o para adquirir las entradas disponibles para los partidos, hasta ver al futbolista Óscar Trejo dejar la capitanía este curso por no estar de acuerdo con algunas decisiones sociales de la propiedad de la entidad. «El estadio para nosotros es nuestra casa, nuestra historia y nuestra vida, ¿sabes? Un signo claro de identidad, porque ahí tenemos nuestros orígenes», rehivindica Gelo Domínguez, abonado 256 de la entidad. Desde que saltó la noticia sobre el posible cambio, la afición no ha dejado de protestar. Ante el Cádiz, unos 300 espectadores formaron una cadena humana alrededor del campo al grito de «no nos moverán», contra el Madrid se pudieron leer pancartas con diferentes mensajes en contra de la expropiación, mientras que ante el Betis también predominaron los escritos y cánticos sobre este tema.

El Rayo es un rara avis del fútbol español. Desde el 2010 ha pasado más temporadas (nueve) en Primera división que otros gigantes que tienen a una gran ciudad detrás como Zaragoza, Málaga, Sporting de Gijón o Deportivo de La Coruña. «Hay otros ejemplos como el del Espanyol, que ha construido un nuevo estadio, precioso, pero que no se llena. Yo he estado en el Metropolitano y el ambiente no es el mismo que en el Calderón. No sé si incluso podría afectar deportivamente un cambio así», remarca Nacho Herrero. Algo que también comparte Gelo: «nosotros no podemos tirar de talonario. El estadio es una de nuestras bazas. Podría perjudicar al equipo». En cambio, Fernando opina que un cambio de ubicación no tendría que afectar a lo deportivo: «la gestión deportiva es correcta. Se están generando unos ingresos que de bajar te permiten enseguida ser candidato al ascenso. Al menos en el primer equipo masculino. Y se habla mucho del campo de Vallecas, de su presión y de que es muy al estilo inglés, pero hay que elogiar la planificación deportiva».

🏟️ Un estadio con historia, pero abandonado a su suerte

El Rayo Vallecano es una de las entidades más humildes del fútbol profesional. Nadie conoce sus cuentas, ya que son privadas y los propietarios no tienen la obligación de presentarlas. Pero a nadie se le escapa el escalafón que ocupa el club entre los grandes de España. Eso lleva siendo así toda la vida. Al igual que la mayoría de los actuales aficionados de la franja solo conocen a un Rayo jugando en el Estadio de Vallecas: «El campo es uno de los símbolos del Rayo y del barrio. Aunque ha cambiado ligeramente su ubicación es un monumento social, cultural y deportivo del barrio de Vallecas», comenta Fernando Sebastián, abonado 169 del club. «Es un barrio que lo construye la identidad de la gente que vive en él. Y la gente de aquí es del Rayo. No encontrarás un barrio con este sentimiento de identidad. La ubicación del campo es una ayuda para los comercios y bares de alrededor. Y también está conectado con las principales arterias de transporte de Madrid. Si se lo llevan de aquí haría mucho daño», destaca por su lado Nacho Herrero.

El campo tiene su magia, eso es innegable, pero su estructura muy antigua. Se rehizo y estrenó en 1976 en el mismo lugar donde estaba el antiguo enclave, de 1930. Y por su titularidad municipal y por la dejadez de la entidad, «el estadio, ahora mismo, se cae a pedazos» dice Nacho. Los baños se inundan, los asientos están sucios, las escaleras se tambalean, los techos son endebles y la tienda oficial es más pequeña que un estanco. Fernando añade que incluso es peligroso para la gente que asiste cada partido: «Los propietarios e instituciones no han cumplido con las normas mínimas de salubridad. Cuando llueve, te mojas aunque haya un techo encima y en el tejado hay metros y metros de uralita que ya ha perdido su capacidad de conservación y puede ser hasta cancerígena. Y eso está encima de la cabeza de los aficionados». La situación es tan crítica que el recinto no ha pasado el último informe de control de seguridad.

Estadio - Vallecas - Rayo Vallecano

Imagen del exterior del Estadio de Vallecas.

La solución es evidente, aunque nadie da los pasos concretos para llevar a cabo una modernización de la instalación. «Es como un enfermo cuando ves que está mal y no le pones tratamiento para que se ponga bien. Da rabia porque hay un abandono interesado de los dueños. Se está forzando el deterioro para salir a otro campo», cuenta Gelo. «Lo que tendría que hacer el Ayuntamiento es invertir en modernizar el campo. Lo que se ha hecho hasta ahora es poner un poco de pintura roja y hormigón. Nada más. El Rayo repite siempre la tradición y la humildad y tiene los valores de gente trabajadora y obrera. No nos gusta demasiado el lujo. Los párquings VIP, los palcos y todas estas historias nos suenan a chino. A nosotros nos gusta el estadio donde está», enfatiza Nacho.

Todo abonado y aficionado sabe que sacar al Rayo del corazón de Vallecas sería perder parte de su esencia. En la plantilla, los futbolistas han mostrado públicamente su apoyo a continuar jugando en el corazón del barrio y critican la pasividad de los gestores: «Espero que no tenga que pasar algo grave para que abran los ojos», pronunciaba Óscar Valentín, actual capitán del equipo en una entrevista a la Cadena SER. «Se están saltando todos los términos de mantenimiento firmados en la concesión de la instalación deportiva», denuncia Fernando Sebastián.

En la Comunidad de Madrid, donde gobierna desde junio de 1995 el Partido Popular, sorprende ver una sección tan contraria, políticamente hablando, como en el barrio de Vallecas. De clase obrera, la gente de allí se identifica con la izquierda política. En abril de 2021, el líder del partido Vox, Santiago Abascal, y su portavoz madrileña, Rocío Monasterio, estuvieron presentes en un encuentro del Rayo ante el Albacete. La afición contestó a esa visita con trajes protectores y desinfectando el estadio en forma de protesta. En el barrio su gente lucha por lo que considera suyo. Además, el estadio tiene una particularidad. Solo tiene tres lados. El cuarto, detrás de una de las porterías, simplemente da a un par de bloques de apartamentos, aunque se está mirando de ampliar por esa zona. «Eso es una quimera. ¿Quién asumiría ese coste? No es una situación factible», apunta Nacho.

🤯 La lucha del Rayo Vallecano va para largo

Raúl Martín Presa hace oídos sordos a todas las reivindicaciones de los oficionados. Cada vez que asiste al campo soporta estoicamente y sin hacer muecas los abucheos de gran parte del estadio que ahora quiere abandonar. Este empresario madrileño de 47 años se convirtió en 2011 en el máximo accionista de la entidad por una cantidad irrisoria de 961,66 euros, aunque también asumió la deuda de más de 40 millones de euros que tenía el club. «Presa compró la propiedad con sus balances económicos, pérdidas y beneficios, pero después hay una gestión de sentimientos que no se está teniendo. Hay proyectos como los del Eibar o Leganés que están haciendo buenas gestiones y hacen que el abonado se sienta orgulloso», comenta Fernando.

Martin-Presa-Rayo-Vallecano

Raúl Martín Presa, presidente del Rayo Vallecano, en un encuentro de la entidad madrileña.

Aunque socialmente es criticado, deportivamente, junto a David Cobeño, director deportivo, su trabajo en el campo es un éxito. También en el banco. «La propiedad no busca generar una comunión con los aficionados. Ellos quieren ganar dinero y cuanto antes, mejor», considera Gelo. «Yo mismo dejé de ser abonado desde que este señor se hizo cargo del club», apunta Nacho. «Ahora soy aficionado».

En vísperas del centenario del club, el 29 de mayo, los seguidores del Rayo Vallecano están decididos a asegurarse de que su equipo no sea uno de los que se peleen por encontrar un nuevo hogar. La lucha va a continuar. «Nos merecemos un estadio digno y celebrar nuestro centenario como se merece. Y si acabamos en otro sitio, la afición siempre va a estar apoyando. El Rayo ya ha tenido que jugar en otros emplazamientos como en La Peineta o Valhermoso. Tocaría renacer como afición y animar a nuestro equipo allá donde esté», reflexiona Fernando. «Perdería identidad, está claro. No me imagino un Rayo sin aficionados o adaptándonos al fútbol negocio actual. Si se va a otro sitio, perderá masa social», considera Gelo. Hay muchas preguntas en el aire en cuanto a tiempo, forma y finalidad. Sin embargo, hay un solo grito y la esperanza de que el Rayo Vallecano pueda seguir jugando en Vallecas, al lado de su gente.

Ir al contenido