Bielsa
⚽ Fútbol internacional

Uruguay se rinde a la revolución de Marcelo Bielsa

Tiene mérito lo que ha conseguido Marcelo Bielsa como seleccionador de Uruguay. Un combinado deprimido antes de su desembarco, pero con materia prima para resucitar de sus cenizas, como ha sucedido en tiempo récord. Ha pasado de ser un equipo en declive, que basaba su plan en desarrollar partidos de mínimos y especular en exceso, a contar con una propuesta mucho más rica, incómoda para los rivales a la par que vistosa para el espectador y, sobre todo, acorde a los jugadores que deben liderar la próxima década con la ‘Celeste’.

🇺🇾 Se hizo cargo de una Uruguay en ruinas

El listón no estaba alto en el momento que ‘El Loco’ afrontó el reto de revitalizar a una selección mítica que se encontraba en crisis. No era tarea fácil, aún con Óscar Washington Tabárez de cuerpo presente, el seleccionador más importante en la historia del fútbol charrúa. Sin ir más lejos, Diego Alonso, antes de llegar al Sevilla, fracasó en su intento por renovar a una Uruguay que no pasó de la fase de grupos del Mundial 2022. Llegó a estar en duda su presencia en la Copa del Mundo, incluso, por los malos resultados en el clasificatorio.

A ese caldo de cultivo se le agregaba el hándicap del recambio generacional, totalmente ineludible ya tras el batacazo en Catar. Diego Godín se retiraba, a la vez que a otras leyendas como Luis Suárez, Edinson Cavani, Sebastián Coates o Martín Cáceres se les acababa el carrete. Y, para colmo, apenas había jugadores consagrados con proyección más allá de Ronald Araújo, Fede Valverde o Darwin Núñez; por no hablar del escaso rodaje que tenían las promesas. El Mundial sub-20 conquistado en 2023 fue un alivio a medio plazo, aunque eso no cambiaba demasiado las cosas. El inicio del ciclo de Marcelo Bielsa, con una Copa América a la vuelta de la esquina, en el verano de 2024, era bastante desalentador.

💣 Ahora es la matagigantes de Sudamérica

Sin embargo, si por algo se caracteriza el idolatrado estratega argentino, es por su capacidad para motivar a sus futbolistas. Difícilmente sostenible para ciclos largos, al menos en el ámbito de clubes por el desgaste físico y mental que genera, como se demostró recientemente en el Leeds United; pero ideal si el objetivo es despertar a un león dormido. La apuesta, dentro de las dificultades existentes, era la mar de coherente. Y el resultado no ha podido ser mejor en sus primeros cinco encuentros oficiales al frente de Uruguay, para sorpresa de algunos ateos respecto al estilo del ex del Athletic, que estuvo cerca de volver a contratarle tras la marcha de Marcelino García Toral.

Bielsa como canalizador del cambio definitivo de Uruguay

Ganó a Chile (3-1) en el arranque de las Eliminatorias Sudamericanas, aunque los posteriores pinchazos en Ecuador (2-1) y Colombia (2-2) fueron un duro golpe de realidad. Se percibía un aroma diferente por nombres y por modelo de juego, especialmente en casa, solo que los resultados y el calendario invitaban a ser cautos con la nueva selección charrúa. Ha sido en estos últimos dos partidos, frente a la Brasil de Fernando Diniz (2-0) y a la Argentina de Scaloni (0-2), en los que Marcelo Bielsa ha revertido la situación de Uruguay.

Dos triunfos que no solo se reflejan en el marcador de manera circunstancial, sino que también ilusionan por la imagen mostrada. Los dos combinados punteros de Sudamérica, muy reconocibles por su estilo, quedaron desnaturalizadas por los comportamientos defensivos de ‘El Loco’. Entiéndanse por defensivos los mecanismos de Uruguay cuando el rival se hacía con la pelota y no por atrincherarse ante ambas para conservar la ventaja.

©️ El recambio generacional tiene el sello de Bielsa

Como cabría esperar, la exigencia física para repetir esfuerzos y ser una selección incómoda desde la presión, con muchas persecuciones individuales por todo el campo, iban a ser la primera consigna de Bielsa en Uruguay. Y la más importante en lo colectivo, estrictamente relacionado con lo individual, y viceversa. «Uno para todos y todos para uno». La idea de ahogar al adversario recaería en la responsabilidad que tuviesen sus jugadores para marcar cada uno a su par. Contra Brasil, que no tiene grandes sinergias ofensivas, desde un bloque más compacto. Frente a Argentina, a través de una presión alta que sacó de quicio a la campeona del mundo.

Marcelo Bielsa Uruguay

Los últimos onces de Tabárez oscilaban los 28 años de media, mientras que, con Bielsa, ninguno ha sobrepasado los 25,4.

Tácticamente, no tiene demasiado sentido hablar de dibujos, sino más bien de los comportamientos sin balón. En todo caso, la estructura de base se asemeja a un 1-4-2-3-1, en el que hay varias particularidades. Atrás, José María Giménez, lastrado por las lesiones como de costumbre, ha perdido peso en favor de Sebastián Cáceres o de algunas combinaciones poco ortodoxas, como situar a Ronald Araújo de lateral derecho cuando falte Nahitan Nández, para aprovechar su exuberancia física a todo campo o su llegada al área, y completar el eje de la zaga con un lateral izquierdo reconvertido, como Matías Viña o Mathías Olivera. Valverde es el centrocampista de más ida y vuelta y Darwin Núñez está muy potenciado como el punta móvil y agresivo que estira al equipo e inicia la presión.

Sergio Rochet, que venía de completar una Copa Libertadores mayúscula con Internacional de Porto Alegre, se ha asentado bajo palos como uno de los nombres nuevos respecto al ciclo de Tabárez, que confió hasta el final en Fernando Muslera. Fue una apuesta de Diego Alonso, a sus 30 años, junto a Facundo Pellistri (21), extremo derecho del Manchester United que lleva varias temporadas en blanco en el ámbito de clubes. Las caras nuevas de Marcelo Bielsa en Uruguay, más allá de dar continuidad a las anteriores, son las de Maxi Araújo y Manuel Ugarte, extremo izquierdo del Toluca mexicano y mediocentro del PSG de Luis Enrique, respectivamente.

Bajo el radar: Maxi Araújo, el ojito derecho de Bielsa en Uruguay

Aún queda algún conato de la antigua camada, como la de Nico De La Cruz en la mediapunta. El fantasista dentro de un plantel en el que sobresale la garra charrúa y la energía para jugar partidos de mucha fricción y ritmo alto, como no podría ser de otra forma tratándose de Uruguay. Una que se hace fuerte en transición, bastante vertical; pero que también sorprende por la capacidad de salir con combinaciones en corto, fruto de la confianza que les ha otorgado Bielsa.

Cavani, Martín Cáceres, Torreira, Vecino y Coates han desaparecido del mapa; mientras que De Arrascaeta y Luis Suárez han dejado de ser indiscutibles, para aportar solo como revulsivos, especialmente en duelos cerrados. Hacía falta un seleccionador con personalidad, hambre y amor propio por los proyectos de los que se hace cargo, pero que no pospusiera por enésima vez el nuevo proceso por un exceso de nostalgia con los futbolistas que lideraron la generación dorada. Dicho y hecho. Uruguay acertó de pleno. Y sus aficionados sueñan con algo que parecía utópico hace solo unos meses.

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